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Croacia se rebela contra la presidencia yugoslava

Las propuestas formuladas por la presidencia y el Gobierno yugoslavos para poner fin a los conflictos interétnicos y evitar una inminente intervención militar fracasaron ayer al negarse una de las partes principales, el presidente de Croacia, Franjo Tudjman, al nuevo requerimiento de que desarme a los reservistas de la policía de su república, una de las seis que componen la federación. La presidencia había propuesto, tras días de reuniones consecutivas, un plan para evitar una escalada del conflicto que según la cúpula militar, ha sumido ya a Yugoslavia en la guerra civil.

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La presidencia colectiva de Yugoslavia propuso una intervención limitada de las fuerzas armadas para garantizar el orden público, desarmar de inmediato a todas las tropas paramilitares y a los civiles, dar entrada al ejército en las zonas de conflicto, desmovilizar a los reservistas de las policías de las repúblicas y acabar con la denominada campaña antimilitar.

Además, la máxima instancia de poder político en el país balcánico propuso formar una mesa de diálogo representativa entre croatas y serbios en la república de Croacia para buscar cauces de consenso, de forma que pudiera reducirse el nivel de alerta de las fuerzas armadas.

Tudjman se negó una vez más a negociar con Milan Babic, el hombre fuerte de la región rebelde de Krajina, de mayoría serbia pero situada en Croacia, e insistió en que sus únicos interlocutores de la minoría serbia en la república croata son los representantes serbios en el Parlamento de Zagreb. Muchos de estos han sido marginados por el movimento radical nacionalista de los serbios de Krajina.

El ejército yugoslavo comenzó en la madrugada de ayer una movilización masiva de sus reservistas. Como manifestó el viceministro de Defensa, almirante Stane Brovet, la presencia física de las fuerzas armadas en las zonas de conflicto es ya del todo insuficiente para normalizar la situación.

En Bosnia, un convoy militar seguía ayer bloqueado por miles le manifestantes croatas sin que los mandos responsables del mismo mostraran otra cosa que impotencia y una falta de resolución que contrasta con las advertencias del mando, supremo militar, el cual advirtió que el ejército respondería con fuego real a cualquier provocación o a ataques a sus unidades y propiedades. Incluso un llamamiento del presidente croata a dejar paso libre al convoy militar fue infructuoso ante la hostilidad hacia el ejército que en los últimos días ha surgido entre la población croata, que considera a las fuerzas armadas agentes de las ambiciones serbias.

El líder de la oposición serbia, Vuk Draskovic, dijo ante miles de personas reunidas en Belgrado en una manifestación en favor de la paz que cualquier ejército normal habría disparado contra los manifestantes que impedían su labor. La marcha mostró la falta de eco de una oposición política al presidente serbio, Slobodan Milosevic, que ha quedado paralizado por las pasiones nacionalistas.

Gobierno de salvación nacional

Draskovic exigió la creación de un Gobierno de salvación nacional y de un comité de guerra -en caso de fracasar las negociaciones- que pusiera en acción a un ejército serbio para defender a los serbios en Croacia y Bosnia y forzar un nuevo trazado de fronteras que ampliaría Serbia con territorios de Bosnia y parte de Croacia.

Por su parte, Milosevic, a quien croatas y eslovenos consideran el artífice de la escalada de tensión, pronunció un discurso comedido por la televisión de Belgrado abogando por la paz y e1 diálogo.

El primer ministro federal, Ante Markovic, voló en helicóptero a la conflictiva región de Eslavonia, en la República de croacia, para afirmar que la labor del ejército no sería otra que ayudar a la policía croata a restablecer el orden.

Esta afirmación de Markovic exacerbó los ánimos de la población serbia en esta región, que protagonizó el ataque contra las fuerzas de la policía croata en Borovo Selo que causó 16 muertos y teme y odia a las fuerzas de seguridad comandadas por Zagreb.

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