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Italia se enfrenta a una nueva crisis de Gobierno y a elecciones anticipadas

Juan Arias

Las aguas políticas italianas andan revueltas, y se habla, por enésima vez, de una nueva crisis de Gobierno y de elecciones anticipadas. El secretario general del Partido Socialista Italiano (PSI), Bettino Craxi, tras denunciar la grave situación política que se respira, piensa convocar un congreso extraordinario de su partido para los primeros días de junio, y el presidente de la República, Francesco Cossiga, ha desatado una polémica en su partido (Democracia Cristiana) al decir que él se considera ya un ex democristiano y recalcar que para ser un "buen cristiano" no hace falta "votar democristiano".El presidente completó sus declaraciones afirmando que la Primera República (la que él preside) "agoniza" y, por tanto, compete al pueblo italiano expresar en un referéndum qué otro tipo de república desea.

Por el contrario, el jefe del Gobierno, Giulio Andreotti, subraya que la Primera República "está aún viva". La Democracia Cristiana en pleno se opone a la tesis de Cossiga de crear una república presidencialista a la manera de Francia o EE UU, como propugnan los socialistas.

Mientras tanto, el ministro del Tesoro italiano, Guido Carli, se ha concedido de plazo hasta el sábado antes de decidir sobre su anunciada dimisión si para entonces el Gobierno Andreotti no acepta su plan de austeridad "para que Italia no se vea constreñida", ha dicho, "a descender a segunda división en la CE".

Situación dramática

El secretario del Partido Democrático de la Izquierda, Acchille Occhetto, ha definido la situación italiana como "dramática" y ha pedido al presidente de la República que, en lugar de ocupar su tiempo en conceder entrevistas y pelearse con todo el mundo, se presente ante el Parlamento y diga ahí lo que deba decir. El partido de Occhetto hará hoy una declaración oficial en la que afirmará que Cossiga ya no representa la unidad nacional.

El director del diario La Repubblica, Eugenio Scalfari, ha ido más lejos, llegando a pedir que el Parlamento se haga cargo de los "poderes presidenciales". Cossiga, enfurecido, ha pedido a su partido, Democracia Cristiana, que desautorice públicamente al director de La Repubblica, un diario al que ha vinculado a un lobby judeo-masónico que intenta echarle del Quirinal, la sede oficial del presidente.

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Aunque Cossiga ha asegurado que tiene aún los nervios firmes, la impresión en los ambientes políticos es que el caso está a punto de estallar.

Ayer mismo, el senador vitalicio y filósofo Norberto Bobbio publicó en La Stampa un editorial muy duro en el que crítica a Cossiga y defiende al diario La Reppubblica.

Hasta el mismo Osservatore Romano, al referirse a la violencia desencadenada por la mafia de Calabria, la N'dranghetta, ha escrito que mientras los políticos se despellejan entre sí esa organización criminal siembra de muertos la región.

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