Nápoles, pendiente de su ídolo
Toda la prensa italiana ofreció ayer con gran relieve en sus primeras páginas la noticia de la detención de Diego Armando Maradona, que durante siete años como jugador del Nápoles ha sido el ídolo de este país. Mientras, en Nápoles, el que ha sido hasta hace poco su entrenador, Alberto Bigon, declaró: "Maradona necesita en estos momentos alguien que esté cerca de él".La detención ha supuesto un jarro de agua fría para los tifósi que aún no habían perdido la confianza: "Teníamos la esperanza de recuperar al hombre y al jugador. Confiábamos en que estando cerca de sus padres y en su tierra pudiera cerrar este paréntesis. Ahora estamos tristes por un campeón que tenía la obligación de dejar una buena imagen, pero que ha arrancado algo en la hinchada napolitana", señaló, por su parte, Crescendo Chiummariello, presidente de la asociación Napoli Club.
En la prensa, aunque casi no hubo comentarios a la noticia, se advertía, sin embargo, una cierta ironía al anunciar el traspié de Dieguito en su patria tras haber intentado en Argentina hacer pasar al genio del balón como "una víctima inocente de la mafia napolitana". Como escribe Il Corriere della Sera, que recuerda la amistad de Maradona con el presidente argentino: "Ahora podríamos preguntarnos si siguen siendo lícltas ciertas atenciones hacia el jugador de oro".
También el diario La Republica subraya que "ahora le será difícil a Maradona conservar la amistad de su pueblo, que se negaba a admitir su culpa".
Por su parte, La Stampa de Turín recordaba que Maradona había achacado sus vicisitudes con la Justicia italiana sólo a una venganza por haber revelado que deseaba dejar el equipo de Nápoles.
Este diario recuerda también que Diego había confesado que se Iba de Italia "para empezar finalmente a vivir", (indicando que aquí no se lo dejaban hacer), escribe amargamente: "Por lo que ahora parece, Maradona ha escogido el camino peor para volver a vivir en paz".
Grandes titulares
Sin embargo, en Nápoles cientos de tifósi no se resisten ante la evidencia y salieron ayer muy de mañana a la calle para comprar los periódicos que anunciaban a grandes titulares la detención de Maradona.
En las entrevistas recogidas por las emisoras de radio y cadenas de televisión, por las calles de Nápoles había quien ayer lo defendía sosteniendo que alguien ha querido vengarse del dios Dieguito, y que le habrían podido "meter la coca en el bolsillo". Otros, al contrario, resignados, ya se lamentaban de que "tanta riqueza se le hubiera subido a la cabeza".
Para Nápoles, que siempre ha mantenido la secreta esperanza de que el niño de oro pudiera haber sido víctima de una emboscada camorrista, intentando autoconvencerse de su inocencia, su detención ha sido un golpe muy duro. Sobre todo porque se sabía que era amigo del presidente argentino, y comentaban que si él no lo ha podido salvar es porque, afirmaba un tifoso, "ya no hay nada que hacer".
En Italia, donde Maradona había sido condenado por las autoridades del fútbol a no jugar hasta 1992, le esperan en curso al jugador otros procesos penales, como el de Cristina Sinagra, al no haber querido reconocer a su hijo, y el de Ferlaino, presidente del Nápoles, por daños a la imagen del equipo.
Mientras tanto, el estadio San Paolo de Nápoles ha sido el primero de los reconstruidos para el Mundial de Italia que ha caído bajo el fuego de la justicia.
Nueve personas, entre ellas el ex alcalde socialista de Nápoles Pletro Lezzi, tendrán que explicar cómo de un presupuesto inicial de 1.200 millones se acabó con un gasto de 14.000 millones.
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