"Hemos sido más audaces en el cambio económico que en el político"
El ex ministro de Hacienda cree que los mexicanos no seguirán aceptando el dictado
El cambio político en México camina con retraso en relación a los cambios económicos, aunque el proceso de transformación es irreversible y llevará al país a una democracia perfeccionada, en opinión de Jesús Silva Herzog. En una conversación con EL PAÍS el político mexicano explica que "existe la presunción de que el cambio político no está yendo al paso de los cambios económicos, y que de alguna manera estamos desfasados"."Creo que es una afirmación correcta", afirma. "Hemos sido más audaces y más radicales en el cambio económico que en el caso de la transformación política, pero este es un proceso que difícilmente puede determinarse a priori".
"El ritmo, la profundidad que debe darse en los cambios políticos", afirma, "debe irse contemplando de manera gradual para evitar problemas mayores que los que se quieren resolver".
"El proceso está caminando. Es posible que alguien diga que no a la velocidad suficiente ni con la profundidad suficiente, pero definitivamente vamos en la dirección correcta, esto es, a fortalecer el régimen democrático, a reconocer la pluralidad de esta sociedad cada vez más compleja y a alentar la participación del ciudadano común y corriente en las grandes decisiones nacionales. Los mexicanos no quieren seguir aceptando el dictado de arriba o de afuera, sino que quiere participar de un modo más directo y activo en estas decisiones", subraya.
Jesús Silva Herzog, un político con peso suficiente como para poder ejercer de independiente y aceptar que no pertenece al equipo del presidente Carlos Salinas, cree que debe reconocérsele a México el derecho a decidir su propio calendario de democratización, en la certeza de que los cambios son incontenibles.
"El camino se ha iniciado"
"El proceso de renovación de estructuras políticas", dice, "el proceso de cambio en el partido en el poder tal vez son insuficientes para muchos observadores, pero están dando señales a la sociedad de que hay necesidad de modificar formas anteriores y que el camino se ha iniciado".Silva Herzog reconoce que en varias partes del mundo, incluso en México, existe una actitud crítica a este sistema que se denomina de partido único", pero añade que "no se hacen comentarios semejantes en otros casos de países del mundo en donde también existe una situación semejante; el caso de Japón, por ejemplo, y hay otros casos".
El nuevo embajador mexicano se autodefine como "un político con un profundo sentido nacionalista, aunque éste es un término un tanto desgastado, con un cierto toque de izquierda". Sólo reconoce un punto de neta discrepancia con el presidente Salinas de Gortari: el estudió en Yale, mientras que el presidente lo hizo en Harvard.
Jesús Silva Herzog asegura que su país sufre actualmente "uña transformación fundamen tal". "El México de hoy es un México totalmente distinto al México que existía antes del estallido de la crisis en el verano de 1982. Se han experimentado transformaciones económicas irreversibles".
"Yo creo que así como parece difícil revertir el proceso de cambio en España", dice, "me parece muy difícil revertir el proceso de cambio en México. Pensar en hacer un estado más grande, obeso, lleno de empresas en ocasiones ineficientes, o volver otra vez a una política comercial proteccionista, con altos niveles de subsidios, a mi me parece muy difícil por los próximos años".
Tratado de libre comercio
Un instrumento fundamental de Carlos Salinas para consolidar los cambios introducidos por su Gobierno es el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Silva Herzog, un experto en estos temas, considera al respecto que "el tratado no es una panacea ni una calamidad". "No puede ser una panacea porque hay muchos problemas de carácter ancestral, secular, que difícilmente los puede resolver un sólo instrumento que tendrá efectos de carácter comercial y que, de manera indirecta, facilitará la atracción de nuevas inversiones y la creación de nuevos empleos".El tratado servirá, según Silva Herzog, como "estímulo para atraer inversiones adicionales de otros países del mundo que ven la posibilidad de tener mejor acceso, más fácil, con menores restricciones, al mercado más grande del mundo, que es la economía norteamericana". Entre ellos, ese es al menos el propósito del nuevo embajador, los inversores españoles.
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