Educación y religión

Sirvan estas líneas para expresar mi felicitación a este diario por su profesionalidad a la hora de tratar temas polémicos. Concretamente, soy profesor de BUP, y sigo con interés la actual polémica suscitada a raíz de la asignatura de religión en el marco de la próxima reforma del sistema educativo.Es un tema importante y polémico. He recogido bastante información sobre el tema, y he de decir que el tratamiento dado a este asunto en diferentes ediciones de EL PAÍS es de los mejores, por no decir el mejor. Una exposición del problema, artículos desde los diversos puntos de vista, referencias históricas, una mirada comparativa a los países de la Comunidad Europea y por último la opinión del diario en su edición del pasado 13 de marzo, opinión que toca el punto central que nos confunde en el debate: la distinción entre catequesis y cultura religiosa.

Ojalá los que negocian tengan en cuenta estos artículos. De lo contrario, es muy probable que la historia de la cultura tenga un día que juzgar a España como el país que en cuestión de dos décadas pasó de un extremo al otro: de ser un país en que una confesión religiosa concreta impregnaba todos los ámbitos de la sociedad civil a un país que -a diferencia de sus colegas europeos- cerró los ojos a una evidencia: la religión como fenómeno que ha configurado, configura y configurará la historia y la cultura de Europa. Y es que el europeo es profundamente religioso (entiéndase religioso en un sentido más amplio: el filosófico, defilos, amor, búsqueda, y sofos, sabiduría, verdad), de la misma manera que la religiosidad del oriental es más "elevación" de sentimientos que preguntas socráticas.

Todo esto, que la mayoría europea tiene claro, no lo es tanto en España. Al parecer, aquí todavía hablar de religión casi equivale a volver al antiguo régimen, a la escuela de castigo y las orejas de burro. Esperemos que no sean muchos los anos que hayan de pasar para que comprendamos -yo el primero- el auténtico sentido de la democracia, el respeto y la tolerancia. Entonces seremos culturalmente europeos.-