Anguita y Bush
He apoyado sin reservas la intervención militar en el Golfo, y ahora me indigna la indiferencia con que la comunidad internacional contempla la ofensiva sanguinaria de Sadam Husein contra sus súbditos.Nunca habría imaginado que terminaría sintiéndome más próximo a la posición del general Norman Schwarzkopf, partidario de aniquilar al dictador iraquí y, a su maquinaria bélica, que a la del presidente George Bush, partidario del statu quo.
Me consuela pensar que no menos perplejos han de estar Julio Anguita y Rafael Ribó, a quienes las circunstancias han convertido en aliados del nuevo orden internacional: ellos también se han desentendido de esta matanza, como George Bush, y han dejado de fingirse pacifistas. Espero que quienes pensaban votara los comunistas seducidos por su antinorteamericanismo visceral sepan valorar ahora esta coincidencia macabra entre el comportamiento de sus líderes y el del Gobierno de Estados Unidos.-