Yeltsin insiste en su idea de formar un Gobierno de coalición en la URSS
El líder ruso, Borís Yeltsin, está dispuesto a colaborar con el presidente Mijaíl Gorbachov para impulsar el paso a la economía de mercado. También está decidido a insistir en su idea de organizar una mesa redonda para formar un Gobierno de coalición. Su triunfo en el Parlamento ruso -llegó para ser defenestrado y salió con poderes extraordinarios- ha hecho replantearse a los demócratas su actitud ante Gorbachov.
Esta tendencia ya había aflora do el jueves, cuando Galina Staravóitova, diputada de la URSS y de Rusia y uno de los asesores de Yeltsin, había de clarado a Nezavísimaya Gazeta que no se debía seguir exigiendo la dimisión del presidente soviético.Durante el último día, en los pasillos del Gran Palacio del Kremlin, una serie de dipu tados demócratas ahondaron en esta idea, y finalmente lo grupos parlamentarios de Centro-Izquierda, Smena, Comunistas por la Democracia, Socialdemócrata y Republicano dieron lectura a una declaración en defensa de Gorbachov.
El mismo Borís Yeltsin s abstuvo esta vez de atacar a su rival y en su discurso de clausura del Congreso dijo que ninguna diferencia podrá ser obstáculo para la colaboración entre la dirección de Rusia y la de la URSS". Verdad es que, a renglón seguido, el líder ruso especificó que dicha colaboración debería realizarse para "avanzar decididamente a una economía de mercado normal y al fortalecimiento de la soberanía de Rusia". Y este segundo punto significa indudablemente un debilitamiento del centro, es decir, del poder de Gorbachov.
El futuro de Gorbachov
Yeltsin reconoció en la conferencia de prensa dada después del Congreso que había motlvos para estar preocupados por el futuro de Gorbachov. "El grupo parlamentario Soyuz ya ha reunido las firmas necesarias para convocar a un congreso extraordinario de diputados de la URSS con el fin de presentar un voto de censura contra Gorbachov", dijo.
Y esto explica que los demócratas, que sólo hace unos días habían desafiado al Ejército saliendo a las calles de Moscú para pedir el cese del presidente sov lético, ahora hayan decidido salir en su defensa. La caída de Gorbachov, sostienen, significaría un retorno a la dictadura y podría impedir la realización de las primeras elecciones democráticas a presidente de Rusia, fijadas para el 12 de junio. El líder ruso se lamentó de que su idea de organizar una mesa redonda hubiera pasado "inadvertida" y dijo que continuaría trabajando para hacer la realidad. "A la mesa redon da se prodrían sentar Gorbachov, Yeltsin, representantes de las repúblicas, de los partidos políticos y de los movimientos huelguísticos", señaló.
Para frenar las huelgas, Yeltsin informó que había acordado con los mineros crear una comisión interrepúblicas para tratar los proble mas económicos y llegar a una solución favorable. Pero si es necesario, Yeltsin dijo estar dispuesto a hacer un llama miento personal a los huelguistas para que se reintegren al trabajo.
Mientras tanto, en Mirtsk, capital de Bielorrusia, el primer ministro, Viacheslav Kébich, anunció que se había acordado rebajar en casi un 50% los precios de los productos para niños y derogar el impuesto a la compraventa (5%) en los comedores públicos y cafés.Esta decisión es el primer resultado de las conversaciones del Gobierno con la Federación de Sindicatos, después de que el jueves los obreros paralizasen Minsk y saliesen a la calle. Los trabajadores bielorrusos han amenazado con empezar el miércoles una huelga general si el Gobierno no cumple sus demandas.
La paradoja de un triunfo
"Ha sido la más grande derrota de Yeltsin, por paradójico que suene. No podrá hacer nada. Ya verá dentro de dos meses como este pronóstico mío se cumple", declaró a este periódico el diputado Mijaíl Bocharov, jefe del Consejo Suprerior de Economía de Rusia. Y este parlamentario progresista no es el único en creer que el triunfo de Yeltsin ha sido pírrico.Gorbachov obtuvo en su día poderes extraordinarios, pero hasta hoy no ha logrado superar la crisis que vive el país. Los diputados pesimistas creen que a Yeltsin le sucederá lo mismo."Como dicen en mi tierra, por mucho que a un burro se le ponga montura de caballo, no por eso correrá más rápido", comentó el presidente del Sóviet de la Nacionalidades del Parlamento ruso, el montañés Ramazán Abdulatípov, al referirse a la concesión de poderes a Yeltsin.
Muchos demócratas creen que hubiera sIdo más conveniente que a Yeltsin no le hubieran dado los poderes que pedía. Ahora, como escribe Serguél Parjómenko en Nezavísimaya Gazeta, Yeltsin puede "probar en carne propia la terrible fuerza del descontento popular", porque "a nadie convencerán los lamentos de que tiene las manos atadas".
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