La reducción del 'poll-tax' siembra el caos en los ayuntamientos británicos
La inesperada reducción lineal de 140 libras (unas 25.000 pesetas) en la. factura del poll-tax (impuesto municipal) que este año han de abonar los británicos ha provocado alivio en los conservadores, irritación en la oposición y desconcierto en los ayuntamientos.
Los laboristas acusan al Gobierno de John Major de haber sucumbido al pánico, y los tories les replican que apenas han visto el principio de la profunda reforma en la Administración local que esta tarde va a detallar el ministro de Medio Ambiente, Michael Heseltine.La urgencia del Gobierno por deshacerse del poll-tax queda puesta de manifiesto con la prevista introducción hoy en los Comunes de la ley que rebaja en 140 libras todas las facturas de este aborrecido impuesto municipal. La intención gubernamental es someterla a un proceso legislativo de urgencia y tenerla aprobada el próximo martes, una estratagema que ha puesto a los laboristas en el disparadero.
Neil Kinnock, líder de la oposición, califica la decisión anunciada por el ministro de Hacienda, Norman Lamont, de recortar el poll-tax y financiarlo con un incremento del 2,51% en el IVA (lomo "la mayor retirada en la historia política moderna", después de la obcecación mostrada en mantenerlo en los pasados años.
Los laboristas se han visto sorprendidos por la campanada de Lamont, que consideran una manipulación política de la economía orientada a rendir frutos a corto plazo, e insisten en que el desvío adicional de 4.500 millones de libras de la Administración local a la central eleva a 13.500 millones la cantidad de dinero empleada hasta la fecha por el Gobierno en toda la peripecia de este malhadado impuesto municipal.
Satisfacción
A los ciudadanos, como era de esperar, les satisface el recorte propuesto por el Gobierno, y la oposición trata de hacerles ver que, a partir de ahora, cada producto que compren llevará la etiqueta del poll-tax. Las primeras reacciones muestran ceguera ante esa etiqueta, en especial entre los residentes en ayuntamientos que fijaron un poll-tax en el entorno de las 140 libras, que no tendrán que pagar nada este año.
Los ayuntamientos ya habían comenzado a enviar las facturas, y ahora se enfrentan a la costosa pesadilla administrativa de cancelar todas las órdenes, esperar a ver el contenido de la nueva ley, calcular la nueva tasa y remitir otra vez las órdenes de pago, un proceso que va a llevar semanas y va. a sumir a la Administración local en un notable caos.
El cambio del poll-tax por un IVA más alto es electoralmente rentable para los conservadores, y los pasillos de Westminster estaban ayer llenos de corros que lucubraban sobre la hipotética convocatoria de elecciones legislativas en junio. Las municipales de mayo, que estarán precedidas de nuevas rebajas en los tipos de interés y en el coste de los préstamos hipotecarlos, constituirán la definitiva piedra de toque para la estrategia electoral de John Major.
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