Espectáculo siniestro

El pasado domingo fuimos al cementerio de Carabanchel. Después de comprar unas flores nos dirigimos a la sepultura de mi abuela. ¡Cuál no sería mi sorpresa cuando mi hijo de siete años me señala una mandíbula, con dientes incluidos, que estaba a menos de un metro de donde mi abuela! Miren, no me puse a gritar de milagro, qué cosa más desagradable,y mi hijo diciéndome que era de mi abuela. Para completarlo, mi madre me señala un gran trozo de la tapa de un ataúd, así como muchos trozos de tela roja por el suelo.Avisé al encargado. Un matrimonio que estaba allí al lado dijo que sería de las exhumaciones que se habían realizado a unos 50 metros de donde estábamos. El encargado lo confirmó, diciendo: "Igual que la de ustedes, dentro de unos años". Todo en él era amabilidad y, claro, recogió los restos y aún estoy esperando una disculpa.No tienen ningún perdón. ¿Y qué pasa con mi hijo, el cual sólo hace hablarme de eso? Hasta ha tenido pesadillas.-