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"Queremos evitar una guerra civil en Túnez"

Los tres máximos dirigentes del ilegal partido integrista tunecino An-Nahda -Abdelfatah Muru, Fadhel Beldi y Ben Aissa Demmi- acaban de tomar una sorprendente y atípica decisión política: la de autocongelarse "para evitar una guerra civil en Túnez". Así lo ha asegurado Abdelfatah Muru, el líder del citado partido integrista, en el transcurso de una entrevista concedida a EL PAÍS. An-Nahda -que controla, oficialmente al menos, el 17% del electorado del país- mantiene desde el pasado mes de septiembre una guerra abierta contra el Gobierno del presidente tunecino, Zin Ben Alí.

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Las movilizaciones violentas para reclamar la legalización del partido y la apertura del régimen político del presidente Zin Ben Alí han sido contestadas con dureza por la Administración, que mantiene en la cárcel a más de 400 islamistas y que amenaza con silenciar definitivamente y por la fuerza al movimiento integrista, el segundo en importancia en el Magreb, después del Frente Islámico de Salvación argelino.Esta escalada de violencia culminó hace cerca de aproximadamente un mes, cuando un comando formado por una treintena de integristas decidió asaltar la sede del partido gubernamental RCD. En el ataque murió un militante del RCD y otros dos resultaron gravemente heridos. Éste es el momento en que Abdelfatah Muru y sus otros dos compañeros deciden congelar su actividad al frente del partido integrista.

"Nos hemos congelado políticamente para evitar una guerra civil en el país. La situación es verdaderamente grave. Poseo información y datos, que daré a conocer en su momento, que me permiten asegurarlo. Algunos militantes y responsables de An-Nahida han escogido Ia vía de la violencia, o se les ha colocado en ella, poco importa, pero lo que sí me preocupa es que este no es nuestro camino", asegura Mourou en su domicilio de Túnez.

Doble reacción

Abdelfatah Muru es el máximo y más respetado dirigente político de An-Nahda en el interior. Es un joven abogado de 42 años de edad que lleva más de 20 dedicado a potenciar el movinniento islamista en su país. Ha conocido la represión, la cárcel y el exilio y ahora se ve abocado a una azarosa y angustiosa exislencia que oscila entre su despacbo de abogado, en el que se aglomeran los clientes humildes y de escasos recursos económicos, y la comisaría de policía."Con esta medida de autocongelación esperamos una doble reacción, es decir, la de nuestros propios militantes y la del Gobierno. Nos interesa saber si en el partido los militantes están dispuestos a potenciar y a luchar en favor del islamismo con medidas pacíficas y si, por parte, del Gobierno se está dispuesto a dar un espacio legal suficiente para (que un partido de nuestras características pueda funcionar y rrioverse en completa libertad. En función a esta doble respuesta daremos el paso siguiente", explica Mourou.

Hay, además del problema de la violencia y de la actitud intransigente del Gobierno, otros importantes problemas, la mayoría de ellos surgidos de la re presión en la que se encuentra sumido el partido desde hace cerca de diez años, cuando empezó a pedir infructuosamente su legalización. Por ejemplo, la gran mayoría de los líderes de movimiento integrista se encuentra encarcelada o en el exilio, y uno de sus responsables históricos, Rachued Ghanuchi, defiende des de el exilio un discurso irreal y sin contacto con el país, según afirma Mourou.

"Nuestros militantes no pueden continuar viviendo en sus casas atemorizados u obsesionados por dar una respuesta a la represión policial", exclama Muru, el máximo jefe del movimiento islamista tunecino en el interior.

Los tres autocongelados dirigentes del movimiento An-Nahda, según confiesa Muru, lo que pre tenden es desbloquear esta situación de violencia, reformar o refundar el partido, sin olvidar nunca que el movimiento islamista no desaparecera, y tendrá, en su opinión, durante el próximo siglo, un papel importante en todas las comunidades, musulmanas. Muru asegura haber abierto la mano, entonado el mea culpa y denunciado los extremismos dentro de su organización.

República islámica

"El país no puede vivir sumido en una escalada de violencia y de represión. La política del Gobierno no puede estar centrada en la persecución del movimiento An-Nahda y olvidarse de la crisis económica y del paro. No queremos crear una república islámica en Túnez. Ni nuestro partido ni el país están preparados para ello. Lo único que pretendemos es aportar nuestras soluciones a alguno de los problemas de Túnez. Tenemos un mensaje que dar, y la sociedad tiene el derecho a escucharlo", concluye Muru.Al finalizar la entrevista, empieza a oscurecer en la capital tunecina y, el muecín desde la mezquita invita al rezo. Túnez ha vivido un estado de sitio oficioso durante las últimas semanas.

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