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Las negociaciones con la EFTA agudizan el conflicto norte-sur en la CE

Las negociaciones con la EFTA para la creación del llamado espacio económico europeo -un mercado único ampliado a los países ricos del norte de Europa- agudiza el conflicto de intereses entre los países del Norte y del Sur de la CE. España, igual que Portugal, Grecia e Irlanda, se opone a las actuales propuestas de acuerdo.

El texto del tratado entre la CE y la EFTA estará listo para la firma a finales de junio, según declaró hace unos días el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Andriessen. Esta fecha, si se cumple, significará un retraso de un año sobre las previsiones iniciales de un fácil acuerdo entre "los socios naturales" de Europa. El Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la CE, celebrado ayer en Bruselas, dejó claro que falta mucho camino por recorrer. "España considera insuficientes las actuales propuestas y, hasta que no cambien, se seguirá oponiendo", manifestó el embajador ante la CE, Carlos Westendorp.Los países de la Asociación Europea dé Libre Comercio (EFTA), organización que engloba a Suecia, Noruega, Finlandia, Islandia, Austria y Suiza) están muy interesados en disfrutar de las ventajas que proporcionará la abolición de fronteras comerciales con la creación del mercado único a partir de 1993. El problema es que cada uno de ellos quiere una asociación a la carta.

Fondo de cohesión

Los países del sur de la Comunidad Europea plantean la contribución de esos países ricos a lo que sería un fondo de cohesión, con el objetivo de recibir una compensación por la penetración de los productos del norte. La idea de un fondo autónomo, de montante limitado, sólo es aceptada por Austria y Suiza, países que, sin embargo, se oponen a hacer concesiones comerciales de retorno.España y Portugal piden acceso a los caladeros de pesca, a lo que Islandia se opone rotundamente. La propuesta de la Comisión Europea se reduce a negociar una cuota de 30.000 toneladas de bacalao a cambio de rebajas arancelarias por el mismo valor. Esa oferta en términos de igualdad es inaceptable para los dos países ibéricos, dadas las ventajas que la EFTA obtendrá de la venta sin trabas de productos industriales. Para España y Grecia el problema se extiende a los productos agrarios y otros mercados cerrados como los alcoholes, el tabaco y el acceso a la propiedad inmobiliaria. Suiza planta dificultades añadidas para aceptar la libre circulación de trabajadores.

La Comisión Europea, al principio muy reticente, defiende ahora la necesidad de un fondo de solidaridad que financiarían los países de la EFTA. Los países del sur exigen además contrapartidas comerciales, porque "si no ¿para qué nos interesa a nosotros crear un espacio económico europeo?", manifestó un alto responsable de la delegación española.

El bloqueo en la negociación plantea un problema político para Europa, que se entremezcla además con las dificultades para acordar un modelo de participación institucional y una instancia judicial encargada de resolver los futuros conflictos. La Comunidad no quiere hipotecar con el tratado la aplicación del derecho comunitario, pero tampoco desea ver frenada la integración europea.

Los países del norte de la Comunidad Europea, con intereses muy distintos, presionan a los del sur para que cedan en aras de la unidad comercial de Europa. El acuerdo con la EFTA, según fuentes comunitarias, no será más que un paso intermedio para la integración plena, solicitada oficialmente por Austria y contemplada como una necesidad a corto plazo por Noruega y Suecia.

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