Conmoción e incredulidad en una Jordania que "sigue con Sadam"
Ammán era ayer un ejemplo de que esta guerra no sólo se libra en las dunas del Golfo, sino en el corazón de millones de árabes. Habría que ser un experto en el análisis de los sentimientos humanos para comprender la reacción de este país a la retirada iraquí de Kuwait.No se oculta la sorpresa general -y hasta la incredulidad-, pero una sola frase de un jordano, como cualquier otro, resumía una emoción que se escapa a la comprensión del corresponsal occidental: "Seguimos con Sadam".
¿Es verdad que los jordanos siguen con Sadam? ¿No será una excusa para no reconocer la derrota? ¿O será una forma de no dar su brazo a torcer ante la manifiesta superioridad militar de Occidente? ¿Una extraña expresión de dignidad? Cientos de periodistas europeos y norteamericanos se esforzaban ayer por encontrar respuestas a estas preguntas, con objeto de transmitir a sus países cómo había caído aquí la rendición de Sadam.
Chocaron, sin embargo, con un muro infranqueable: el muro de un pueblo entero herido que se niega a mostrar sus heridas a los camarógrafos de los más grandes y famosos medios de comunicación del mundo.
Encontraron, eso sí, cierta confusión, algunas lágrimas, la misma irritación de meses atrás y algún argumento que a unos les daba risa y a otros pena: todo ha sido una estrategia de Sadam Husein para golpear después más fuerte. Pero no encontraron lo que buscaban: el perdón, el arrepentimiento.
Escribir que los jordanos siguen con Sadam sólo servirá, probablemente, para contribuir a la imagen de intransigencia y obstinación que la opinión pública occidental ha colgado del cuello de los árabes. Decir que están decepcionados o indignados con Sadam sería únicamente la interpretación lógica de los hechos recientes.
Con más posibilidades de acierto sólo se puede explicar que sienten rabia contra sí mismos, contra los árabes. Pero más correcto aún sería que esos cientos de corresponsales llamasen a sus redacciones y admitiesen: "No entiendo nada".
Reunión del Gabinete[El Gobierno jordano se reunió a última hora de la tarde de ayer para analizar la situación. Las consecuencias económicas de la crisis del Golfo para Jordania han sido desastrosas. El primer ministro Mudar Badran anunció durante el fin de semana pasado que ya se habían perdido cerca de 800.000 millones de pesetas.
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