El fin y los medios
El artículo de Juan Luis Cebrián del 17 de febrero de 1991 resulta tan esclarecedor e inteligente como supongo que él pretendía. Está bien que se haga una reflexión sobre las posturas pacifistas y que se ofrezcan datos que ayuden a comprender el peligro que Irak podía suponer en lo que el señor Cebrián denomina la "huida adelante" de Husein. Agradezco su esfuerzo en hacernos entender que, el presidente iraquí no es un adalid de la justicia, pero creo que la mayoría de los que alzamos nuestra voz contra esta guerra no lo hacemos desconociendo la trayectoria de Husein ni justificándola. Sin embargo, siento que no queda suficientemente justificado que el establecimiento de "algo parecido a un orden internacional, basado en el derecho y en el respeto a la ley" pueda hacerse utilizando las armas convencionales para matar seres humanos; es más, temo que ese argumento sirva para que Estados Unidos pueda establecer un nuevo orden moral cuyo lema sea que el fin justifica los medios y que la ONU termine avalándolo arrastrada por las nuevas corrientes éticas con que cada día nos amenazan los pensadores que justifican la intervención militar.Observo su interés por dejar caer las concomitancias entre Hitler y Husein cuando el expansionismo del último, de existir con tantos peligros como se pretende demostrar, ha sido suficientemente anunciado y podría haber sido frenado por medios más pacíficos. En ese punto coincidimos. Lo malo es que priman otros intereses, como todos sabemos, y esos intereses son los que descalifican moralmente cualquier sentido de legitimidad o justicia con que se quiere enmascarar esa brutal matanza.
Citas hay muchas y para todos los gustos. Yo prefiero recordar una de Hermann Hesse, que no era un ingenuo ni un interesado pacifista de última hora: "Es mejor soportar injusticias que cometerlas". Tal vez decir esto en los tiempos que corren parezca una payasada, sobre todo teniendo en cuenta cómo se cuestiona el señor Cebrián el
"espíritu de solidaridad con el Tercer Mundo" y la factura que España tendría que pagar por eso. A mí me parece importante tener en cuenta la factura moral que tenemos que pagar para no retroceder una década en el proceso de integración en el continente, aunque comprendo que en estos momentos cada cual se justifica como puede o se fabrica nuevos códigos éticos porque los que estaban vigentes están cayendo en desusa a golpes de intereses económicos.
Es una lástima que nadie quiera pagar en las páginas de este diario una publicidad similar a la que apareció pidiendo solidaridad con Kuwait, y que no haya unos ojos que nos miren con la misma intensidad pidiendo ayuda desde cualquiera de las calles de Bagdad. Serían unos ojos reales de sufrimiento y de dolor, no la buena fotografía con gancho que fabrican los publicistas.-
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