Cayeron cabezas

La vida es nuestro mejor bien, qué duda cabe, y la supervivencia es quizá uno de los instintos, más fuertes en el género humano, e incluso animal. No obstante, existen matices y vemos, en ocasiones, al hombre generoso y solidario que actúa con auténtico desdén hacia su propia vida, en aras de salvar a un semejante, a veces, un desconocido.Instintivamente, todos amamos la vida pero en circunstancias críticas hay actuaciones que parecen contradecirlo. Afloran entonces la solidaridad, la generosidad, la dignidad en suma, que nos hacen olvidar, incluso nuestras propias vidas. Ejemplo de ello lo están dando en este preciso momento varias naciones europeas, y no digamos el gran país americano, sin olvidar la gran mayoría de países árabes, a pesar de las nunca mejor intencionadas manifestaciones pacifistas, legítimas, pero dudosamente efectivas.

Considero la guerra como algo absolutamente aborrecible y execrable, pero llegados al punto en que nos hallamos, y el papel que está desempeñando nuestra nación en este conflicto, siento cierta vergüenza por la timorata actitud de España, si la comparamos con los países que por cultura, historia y valores morales pertenecen al mismo bloque que nosotros.-