Los compromisos de una diplomacia abierta
La diplomacia del siglo XX está marcada por su transfomación en una diplomacia abierta. El cambio a esta diplomacia ocurre a raíz de la I Guerra Mundial, y coincide con la constitción de la Liga de Naciones -el precedente de las actuales Naciones Unidas-, pero podría haber sido de cualquier otra, manera, y ciertamente esta nueva diplomacia no quedó cir curiscríta a las actividades de la Liga después de 1919.La diplomacia abierta se puso de moda porque hubo un amplio sentimiento popular de que las intrigas secretas de lo poderes, escondidas astuta mente del alcance de sus proplos pueblos, colocó la guerra por encima de las obligaciones promesas y proclamas que no podrían mantenerse a la luz de un escrutinio público. En resu men, el pueblo fue sometido a una guerra sin su consentímiento.
Hay un elemento de verdad en estas afirmaciones. Así, por ejemplo, en el Reino Unido ni siquiera el Parlamento fue in forrriado -de asuntos importan tes como resultado de las con versaciones franco-británica de alto nivel en la década prece dente a 1914 hasta las víspera de la guerra. Pese a lo que se contó de verdad, la naturaleza de lo que se ocultó fue ampliamente mal interpretada.
Es cierto que había muchas obligaciones entre las potencias antes y durante la I Guerra Mundial que obligaban a mantener firmes posiciones y guardados determinadas asuntos. Conviene añadir solamente que, sin embargo, los acuerdos más importantes de los compromisos de ambos bandos permanecían secretos de manera formal, porque no habían sido publicados literalmente. Las filtraciones intencionadas se permitieron a menudo más para advertir a un potencial enemigo de una coalición por si se le ocurría ir demasiado lejos. La razón de estas filtraciones es que no tenía mucho sentido mantener la mecánica de una alianza en secreto si esto no servía como elemento disuasorio, porque la otra parte ignoraba la existencia misma de tal alianza. La mayor parte de los tratados y acuerdos que permanecieron secretos no lo eran para mantener a los pueblos en la ignorancia, sino como prevención para que ciertos planes de gu.erra no se revelasen al enemigo. De hecho, ni siquiera en el consiguiente período de diplomacia abierta esta diplomacia nunca tuvo una apertura tal que todos los secretos fueran revelados públicamente, sino tan sólo qu.e el proceso de negociación llegó a ser de mayor dominio público.
La tendencia después de la I Guerra Mundial acerca dé las obligaciones diplomáticas que debían hacerse públicas quedó mendianamente clara en la Convención de la Liga de Naciones. Su artículo 18 requería que "todo tratado o acuerdo intemacional ( ... ) por cualquier miembro de la Liga debe registrarse cuádruple". El resultado de este artículo fue que los tratados posteriores a 1919 tendían a ser redactados en términos generales, dejando los detalles importantes y las fórmulas de entendimiento suplementarias al albur de un intercambio de notas diplomáticas que permanecían en secreto.
Cambios reales
Los cambios reales en diplomacia que resultaron de la adopción de métodos abiertos se fundamentaron en el mismo proceso de negociación diplomática, a la espera de un complemento del principio wilsoniano (presidente Woodrow Wilson, EE UU) de 14 puntos, segun los cuales-ladiplomacia procedería siempre con franqueza y a la vista del público". Este principio hizo encallar a la diplomacia en la impotencia. De ser tomado al pie de la letra, toda negociacion debe ser pública, y al hacerse pública el prestigio de cualqaler nación quedaba empeñado. Una de las cosas más difíciles del mundo para la representativídad de la soberanía de un Estado es hacer público un cambio en su posición y aceptar la pérdida de lo que comenzó reivindicando Por lo cual hace frente a la opi nion pública y a la presión po pular sobre el Gobierno.
Lord Salisbury comparó a veces a un ministro de Exteriores de una democracía con un jugador de cartas mientras escucha toda clase de consejos detrás de la silla y se le recomienda cómo debe jugar las cartas.
Cuanto más dernocrática es una nación, más presiones debe soportar. Al ser elegido, un Gobierno democrático tiene necesidad de la fiabílidad popular, mientras el pueblo necesita sentir que los intereses nacionales están a buen recaudo.
Hay dos complejas alternativas para un Gobiernop democrático que participa en una negociación diplomática pública. Primero, que un Gobierno al intentar alcanzar su objetivo tenga que hacer concesiones, al igual que la otra parte. En tal caso, su pueblo solamente verá el terreno que se ha cedido, pero no calibra el que ha cedido lit parte contraria. Segundo, para no perder la confianza popular, el Gobierno no modifica su posición en la apertura de la negociación, mantiene su interés fundamental. Si el contrario hace lo mismo, el imposible acuerdo rompe las negociaciones. Y lo que no se resuelve en una negociación, a irnenudo se resuelve con la fuerza.
es master de Estudios sobre la Guerra por el Kíngs College de Londres.
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