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El expansionismo del Likud enfrenta a Israel con EE UU

EE UU e Israel viven un enfrentamiento diplomático que ha roto la luna de miel de la guerra del Golfo, por el retraso en la concesión de una garantía norteamericana de 400 millones de dólares (unos 40.000 millones de pesetas). Tras el incidente, subyace la desconfianza de Washington ante la política expansionista del Gobiemo del Likud y, en concreto, ante la perspectiva de que el ultraderechista Arlel Sharon, ministro de Vivienda, desvíe esos fondos hacia la financiación de nuevos asentamientos judíos en los territorios palestinos ocupados.El embajador israelí en EE UU, Zalman Shoval, realizó el pasado jueves unas declaraciones a la agencia británica Reuter en las que denunciaba el retraso de la ayuda prometida y afirmaba que Washington está "dando rodeos" en el tema. Marlin Fitzwater, portavoz de la Casa Blanca, calificó dichas declaraciones de "ultrajantes" e "impropias del embajador de un país arnigo".

La garantía de 400 millones de dólares es para respaldar créditos internacionales que permitan a Israel construir viviendas donde alojar a la nueva oleada de inmigrantes procedentes de la URSS. Antes de hacerla efectiva, EE UU pidió al Gobierno israelí información detallada sobre la aplicación de los fondos y sus planes de inversión en Jerusalén Este, CisJordanla y Gaza.

Fuentes israelíes afirman que esa documentación fue completada durante la semana pasada y que la ayuda parecía inminente. Pero el mismo jueves dos diputados izquierdistas del Knesset, Dedi Zucker, del Movimiento de Derechos Ciudadanos, y Haim Oron, del Mapam, afirmaron, en una entrevista publicada por The Washington Post, que el ministerio de Ariel Sharon ha instalado ya a 2.500 judíos soviéticos en los territorios ocupados y tiene planes para construir 12.000 nuevas viviendas en esas zonas. Funcionarios hebreos han informado que Washington bloqueó la ayuda a la vista de esa noticia.

En el barullo político desatado, el primer ministro, Isaac Shamir, ha criticado la actuación de su embajador en Washington, al que, sin embargo, mantiene la confianza.Misha. Harish, secretario general del Partido Laborista, coincide con Sharon en que la desautorización de Shoval por parte de Shamir no está justificada, ya que, afirma, fue la oficina del primer ministro la que promovió las declaraciones del embajador a la prensa.

David Levy, ministro de Exteriores, ha aprovechado la ocasión para sacarse la mala espina del viaje a Washington que decidió cancelar la semana pasada, cuando su colega de Defensa, Moshe Arens, respaldado por Shamir, se le adelantó y realizó todas las gestiones que Levy tenía previstas en su agenda. El canciller israelí ha aceptado una nueva invitación del secretario de Estado norteamericano, James Baker, para aclarar el embrollo.

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