Sobresalto en el desayuno
Los militares que desayunaban en el hotel Internacional de Dahran se levantaron como un resorte, con estruendo de sillas, fusiles y correajes, cuando sonaron las estridentes sirenas que habitualmente anuncian la llegada de los misiles iraquíes. También fueron activadas las alarmas en Riad y en el emirato de Bahrein. Uno de los soldados tiró el café, otro tropezó en una banqueta y la mayoría se colocó la máscara antigás a una velocidad mayor que la del cohete anunciado. Caras descompuestas, empleados que bajaban las escaleras de cuatro en cuatro, militares casi dando codazos; todos, de cabeza al refugio.Pero el misil Scud lanzado por Irak no iba dirigido a Dahran, ni tampoco a Riad. El cohete, disparado de día, cayó en la población saudí de Hafar al Batin, donde cuatro personas resultaron heridas por los fragmentos, que destruyó parte de un edificio y varias viviendas, según fuentes militares. La localidad atacada es un importante enclave militar a 90 kilómetros de la frontera kuwaití.
En el hotel de Dahran que aloja el centro de prensa de una parte de la oficialidad norteamericana y británica, ayer se temía una fuerte venganza de Sadam Husein tras el sangriento bombardeo de Bagdad. En cuestión de segundos, el remolino humano vació los amplios salones, el desayuno fue gratis y los equipos de televisión tomaron posiciones en las terrazas del pequeño Hollywood, como se ha dado en llamar el lugar donde las cámaras apuntan al cielo y buscan las estelas de los misiles.