Londres apoya el retraso del ataque terrestre
El Reino Unido apoyó ayer la decisión del presidente de EE UU, George Bush, de retrasar una ofensiva terrestre en la guerra del Golfo "hasta que la balanza militar no se incline claramente" a favor de las fuerzas de la coalición multinacional antiiraquí, según manifestó el secretario de Defensa británico, Tom King, en el curso de una visita a la Casa Blanca para mantener conversaciones sobre la marcha del conflicto con el primer mandatario norteamericano.
"Es necesario conseguir una reduccion del potencial militar iraquí. Por eso, apoyamos firmemente la posición del presidente Bush de no iniciar una campaña terrestre hasta que la balanza militar no se incline claramente del lado de las fuerzas de la coalición", declaró King en presencia de Bush.King es el tercer responsable de la cartera de Defensa -los otros dos son el francés, Pierre Joxe, y el israelí, Moshe Arens- que ha acudido a la Casa Blanca en las últimas 24 horas en un peregrinaje que recuerda las visitas a Roma de los procónsules de las provincias del imperio en la época de la pax romana.
El secretario de Defensa británico explicó que uno de lo objetivos de la continuación de los bomabardeos aéreos contra las posiciones iraquíes era "minimizar no sólo las bajas propias sino también las del pueblo de Kuwait, país donde se va a libarar la batalla".
Bush expresó a King su preocupación por el efecto de la "propaganda iraquí" sobre el bombardeo de objetivos civiles "Sencillamente es falso", dijo, "aunque no creo que nadie vaya a dejarse embaucar".
Misil 'psicológico'
Cronológícamente, el primero en la lista de visitantes a la Casa Blanca fue el ministro de Defensa de Israel, Moshe Arens, que mantuvo el lunes una entrevista con Bush, en la que señaló que la paciencia de su país ante los ataques de los misiles Scud iraquíes no era infinita.
La presentación de Arens en la Casa Blanca sobre los daños causados a Israel por los ataques, ante una audiencia que, además de Bush incluía al vicepresidente, Dan Quayle, y a los secretarios de Estado y de Defensa, James Baker y Dick Cheney, tomó caracteres dramáticos cuando un ayudante presidencial llegó con la noticia de que un nuevo misil iraquí -el número 32 desde el comieno de la guerra- había sido disparado contra Israel. Segúri informaciones filtradas por funcionarios norteamericanos. Arens no dijo claramente que Israel fuera a lanzar una acción de represalia. Tampoco lo excluyó. Se limitó a señalar que la paciencia de la población israelí se está agotando.
El ministro aseguró que "los daños causados en Israel (por los misiles iraquíes) han causado una destrucción sin parangón en ningún país occidental desde la II Guerra Mundial".
Bush insistió, de acuerdo con la versión de los funcionarios citados, en la necesidad de que Israel mantenga su moderación actual a pesar de la continuación de los ataques, y aludió a la posibilidad de una ruptura de la coalición multinacional, por parte de sus integrantes árabes, en el caso de que el actual conflicto se convirtiera en un nuevo enfrentamiento árabe-Israelí.
Por su parte, los ministros de Defensa de Francia y del Reino Unido, Pierre Joxe, y Tom King, fueron recibidos a primera hora de la tarde en entrevistas separadas por Bush, con el que pasaron revista a la situación en el teatro de operaciones del Golfo.
Gran Bretaña y Francia son los dos únicos países europeos, junto a Italia, que han enviado contigentes de tropas de tierra al Golfo.
La visita de los titulares de Defensa europeos se produce a las 24 horas de que Bush anunciara la continuación de la guerra aérea contra objetivos iraquíes durante un período indeter-minado de tiempo, que los expertos calculan en otras dos o tres semanas, antes de que se inicie la fase terrestre de la guerra.
En sus entrevistas con Bush, los ministros europeos recibieron un detallado informe de las conclusiones delviaje realizado el pasado fin de semana a Arabla saudí por el secretario de Defensa, Dick Cheney, y el jefe del Estado Mayor nortearmericano, general Colin Powell.
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