Martínez Somalo representará al Papa en los funerales del padre Arrupe
Juan Pablo II no asistirá a los funerales del padre Arrupe, que se celebrarán el próximo sábado en Roma, pero estará representado por el cardenal español Eduardo Martínez Somalo. El Papa ha enviado un telegrama de pésame al prepósito general de la Compañía de Jesús, Peter Hans Kolvenbach, en el que resalta la figura del jesuita como "un ejemplo en la profunda piedad, en el servicio misionero y en el vigoroso testimonio de fe y de celo por la Iglesia".
Los restos mortales del padre Pedro Arrupe, el ex prepósito de la Compañía de Jesús, más amado por la gente por su gran carisma personal, han sido expuestos en la iglesia de la curia generalicia de los jesuitas, a dos pasos del Vaticano, donde desde ayer han desfilado cientos de personalidades de todo tipo y gente sencilla de la calle para rendirle el último homenaje de devoción y simpatía.Mañana viernes, por la tarde, sus restos serán trasladados a la iglesia del Gesú, donde descansan también los restos de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía, la congregación más numerosa y prestigiosa de la iglesia Católica. Allí el sábado por la mañana tendrán lugar los funerales solemnes, que serán celebrados, según una tradición muy antigua, por el maestro general de los padres dominicos, que actualmente es el padre Damián Aloysius Birne.
No estará presente en dichos funerales, como muchos habían supuesto, el papa Juan Pablo II, cuyas relaciones con el difunto padre Arrupe habían sido más bien borrascosas. Juan Pablo II visitó al padre Arrupe el pasado 27 de enero, 48 horas después de que el jesuíta español hubiera recibido los últimos sacramentos tras haber entrado en coma.
El papa Wojtyla ha enviado, sin embargo, después de conocer la noticia de la muerte de Arrupe, un telegrama al actual general, el padre holandés Kolvenbach, en el que le dice que participa en el luto de toda la familia religiosa de los jesuitas. En él exalta del difunto Arrupe "su profunda piedad, su celo misionero, su vigoroso testimonio de fe y de celo por la Iglesia y la generosa y paciente aceptación de la voluntad divina en sus sufrimientos".
Kolvenbach, prepósito general de la orden, definió ayer a Arrupe como una persona de un optimismo radial, alimentado de una fe profunda", informa Europa Press. Según Kolvenbach, Arrupe se empeñó en encontrar respuesta a un problema crucial: cómo resolver concretamente la tensión latente en la Compañía entre las dos directrices del Concilio Vaticano 11, el retorno de las antiguas fuentes y la adaptación a los nuevos tiempos.
Flores y telegramas
A la casa generalicia de los padres jesuitas en Roma llegaron durante todo el día de ayer numerosos ramos de flores y telegramas de pésame de personalidades religiosas y civiles del mundo entero y de numerosas personas anónimas que recordaban la gran bondad, generosidad y apertura del llamado "defensor del Concilio".Entre los telegramas figuran los de varios obispos españoles, como el arzobispo de Oviedo y ex presidente de la Conferencia Episcopal, Gabino Díaz Merchán. En su mensaje reconoce "la vida de entrega como religioso y misionero en el Japón" y califica de "ejemplar y alentadora para toda la Iglesia" la labor de Arrupe como prepósito de la Compañía en el postconcilio. El jesuita José María Llanos definió a Arrupe como "un hombre extraordinario".
El cardenal Ángel Suquía, arzobispo de Madrid, presidirá los funerales que se celebrarán mañana en Madrid en memoria de Arrupe, a petición de los propios jesuitas, según informaron fuentes de la compañía a la agencia Efe.
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