González defendió la candidatura de Leguina a la presidencia de la Comunidad de Madrid

La intervención de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, y en concreto de su secretario general, Felipe González, ha sido decisiva para que la Federación Socialista Madrileña (FSM) no sufriera la ruptura a la que se veía abocada, así como para cortar el inicial deseo de acostistas y guerristas de apartar a Joaquín Leguina de la vida política institucional y de partido. Varias fueron las ocasiones en las que González instó a la ejecutiva a que procurara el acuerdo al considerar nefasto utilizar el argumento de contar los apoyos y que el ganador numérico se erigiera con todo el poder.

Miembros de la comisión ejecutiva federal del PSOE que asistieron ayer al acto de clausura del congreso de la federación madrileña aseguran que cuando la escalada verbal fue en aumento entre las partes en conflicto Felipe González hizo una llamada de atención para que desde ese órgano se trabajara para propiciar el acuerdo. La última vez que González instó de nuevo a esta tarea fue apenas hace un mes cuando se desataron con virulencia las acusaciones por abultar irregularmente el censo de militantes.El secretario general, Felipe González, según estas versiones hizo una reflexión sobre la inconvenencia de que se aplicara el argumento de los apoyos numéricos ya que aunque la correlación de fuerzas quedara en un 60% a favor de José Acosta y un 40% con Leguina la ruptura de la FSM estaba asegurada por lo que instó al acuerdo. Los mismos portavoces aseguran que el secretario de organización, Txiki Benegas, "se puso a trabajar en el conflicto madrileño" inmediatamente después del 32 congreso federal del pasado mes de noviembre y que posteriormente intervino también el dirigente socialista Guillermo Galeote.

Desde el sector de Joaquín Leguina siempre se ha repetido que éste gozaba del apoyo de Felipe González lo que fue ratificado ayer por los miembros de la ejecutiva federal del PSOE si bien en algunos momentos González ha mostrado una ostensible irritación con las actuaciones del político madrileño.

Curiosamente Leguina se ha sentido cómodo pactando con sus adversarios de siempre, los guerristas, mientras que con su antiguo amigo, José Acosta, la convivencia se antoja difícil y más exactamente entre sus respectivos seguidores.

Circunstancias tales cómo el apoyo de González a Leguina y sus instrucciones de acuerdo, y el apoyo dentro de la federación que este ha ido consiguiendo, y con el que sus adversarios no contaban, hicieron reaccionar al guerrismo que rápidamente se afanó por propiciar el acuerdo. "El estilo de los guerristas no es acabar con alguien burdamente sino el trabajo fino que consiste en dejar al afectado sin apenas apoyo, lo que no ha pasado con Leguina", afirmaba ayer un dirigente madrileño afecto al presidente de la comunidad.

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