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El crimen del chamarilero del Rastro

Félix de los Santos, de 86 años, fue asesinado en su tienda a martillazos hace cinco año

Hace ahora cinco años que Félix de los Santos González, de 86 años, viudo, fue asesinado a martillazos en su tienda del número 40 de la calle de la Cabeza, junto a la castiza plaza de Lavapiés, en Madrid. La policía cree que el móvil del crimen fue el robo, ya que los autores arrebataron al anciano las llaves de su domicilio de la calle de Narváez, donde se apoderaron de joyas y dinero Sin embargo, las diligencias 1192 / 86A, abiertas en su día por el Juzgado de Instrucción número 10, duermen empolvadas en un armario. Los homicidas jamás han sido desenmascarados.

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Un hombre muy conocido en el gremio

El anciano Félix de los Santos se dedicaba preferentemente a la compraventa de mobiliario de peluquería, aunque también comerciaba en su chamarilería con otro tipo de objetos, como televisores, radios, cuadros, etcétera. Muchos años atrás había llegado a montar una cadena de barberías, tras desplazarse a Madrid desde su pueblo natal de La Peraleja (Cuenca).La tarde del 5 de marzo de 1986 se hallaba solo en su local, cuando entraron varios individuos que sorprendieron al octogenario mientras bajaba por una pequeña escalera que comunica la planta de la calle con la situada en el piso superior. Es probable que Santos no tuviera la menor opción para defenderse: los intrusos le destrozaron la cabeza con una botella, un mazo y un martillo de tapicero.

Manojo de llaves

Los homicidas arrancaron a la víctima el manojo de llaves que habitualmente llevaba colgado de una de las trabillas del pantalón. A continuación, los atacantes se dirigieron al domicilio de Santos, sito en el número 60 de la calle de Narváez, cerca del Retiro, donde se apoderaron de dos relojes de señora, unos pendientes de oro, un sello de oro, un collar de perlas, una cadena de oro con una medalla de San José, otra cadena de oro con dos medallas, un anillo de oro y platino, una cartilla del Banco de Santander y otra de la Caja Postal, una caja de caudales que contenía 30.000 pesetas en billetes de 5.000 otra caja de caudales en la que había 26.000 pesetas, y otras dos cajas de caudales cuyo contenido no se ha podido precisar nunca. Los ladrones iban a tiro hecho. únicamente se pusieron patas arriba los armarios del dormitorio principal de la vivienda y revolvieron el contenido de unas carpetas que se guardaban en un dormitorio contiguo. Da la sensación de que sabían muy bien lo que buscaban y dónde buscarlo.Como hacía cada día, Clementa Espinosa Gómez, natural de la localidad jienense de Vilches, acudió a la tienda sobre las 19.30 horas. La mujer, que convivía con Félix de los Santos desde ocho años antes, se sorprendió al ver que el comercio tenía parcialmente bajada la persiana metálica. Ella y la amiga que la acompañaba lograron levantarla y acceder al interior del establecimiento, donde descubrieron al propietario en medio de un charco de sangre.

El coche patrulla Golf Zulú 60, adscrito a la comisaría de Mediodía, trasladó al herido hasta el hospital Doce de Octubre, donde falleció cinco días más tarde a causa de una "hemorragia subdural traumática", según consta en el certificado de defunción existente el el Registro Civil.

El Gabinete de Identificación de la Policía se hizo cargo de la botella de cristal con la que fue golpeado el anciano y, tras los análisis correspondientes, descubrió una huella dactilar presuntamente perteneciente a uno de los asesinos. Sin embargo, nunca se pudo identificar al dueño de esta huella, dado que no estaba fichado en los archivos.

Clementa Espinosa declaró en la comisaría de Mediodía que tenía sospechas de que el asesinato del hombre con el que convivía había sido obra de un grupo de personas relacionadas con un individuo apodado el Cubano, antiguo socio de Félix de los Santos en diversos negocios.

'El bazar del peluquero'

Enrique de los Santos, uno de los hijos del anciano, sigue la tradición de su padre: es dueño de El bazar del peluquero, un local situado en la calle del Carnero, dedicado a la compraventa de sillones de barbero y otros accesorios. El mantiene su convencimiento de que quienes mataron a su padre-lo tenían perfectamente controlado y sabían que por la tarde no había nadie en la casa, ya que la señora Clemen Iba a buscarle todos los días".

De los Santos también sospecha que los criminales fueron "gente relacionada con el Cubano, posiblemente delincuentes con los que coincidió en la cárcel de Carabachel, donde pasó una temporada por tráfico de drogas". Y el hijo del anciano añade con desolación: "Yo creo que la policía no hizo nada por aclarar el crimen o que lo hizo muy mal". Dos inspectores del Grupo de Homicidios, encargado del caso, no llegaron a sacar nada en claro.

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