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GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

Chipre teme que el papel de Turquía en el conflicto dificulte la reunificación

El malestar al sur de la línea verde que, patrullada por cascos azules de la ONU, divide Chipre ha aumentado con la guerra. Los dirigentes de la república grecochipriota (único Gobierno que la comunidad internacional reconoce en la isla partida en dos desde 1974) temen que el protagonismo de Turquía en la guerra dificulte la ansiada reunificación. A la desesperanza por la marcha de la cuestión nacional se suma una crisis económica agravada por la inestabilidad de la zona.

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La guerra verbal que caracteriza las relaciones entre los padrinos chipriotas del Norte (Turquía) y del Sur (Grecia), ha sufrido una fuerte escalada y los ejércitos defensores de las dos partes de la isla se han puesto en estado de alerta. "No entiendo por qué se obliga a Irak a cumplir las resoluciones de Naciones Unidas y no a Turquía. Nuestro país está ocupado por 30.000 soldados turcos desde 1974 y nadie dice ni hace nada", afirma un abogado de Larnaca, que pide que no se revele su identidad.El primer ministro griego, Constantino Mitsotakis, repite en estos días que en cuanto Kuwait recupere su soberanía "hay que convocar una conferencia internacional para la resolución de los problemas de Oriente Próximo en la que esté incluida la reunificación de Chipre". El Ejército turco ocupa desde 1974 el 37% de la isla, pese a que la población tureochipriota no supera el 18'/,) de la misma.

El presidente turco, Turgut Ozal, a su vez, declaró a este periódico que la invasión de Kuwait ha puesto de manifiesto que sí no hubiese sido por la intervención del Ejército turco, en 1974, "Chipre habría sido absorbida" por el régimen de los coroneles griegos. Ozal confía en que el reconocimiento de Turquía como "estrecho aliado de Occidente" haga entender que la mejor forma de defender los derechos de la minoría turcochipriota es a través de la república de Chipre del Norte, que sólo reconoce Ankara.

Recelos en Nicosia y Atenas

El protagonismo alcanzado por Turquía desde que optó por autorizar a los norteamericanos el libre uso de las bases para atacar a Irak ha despertado los recelos en Nicosia y Atenas. La política griega se debate entre el apoyo incondicional a la alianza antiiraquí y la defensa de sus intereses proárabes. El ministro de Exteriores, Antonis Samaras, viajó a Washington a principios de semana para tratar de frenar el "excesivo entusiasmo" norteamericano con Turquía. Tras entrevistarse con George Bush, el diplomático afirmó que el presidente norteamericano se había comprometido a que la cuestión de Chipre se resuelva conforme a las ordenanzas de la ONU. La oposición socialista y comunista griega le ha criticado los aires triunfalistas y le ha acusado de traer "promesas sin garantías".

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Los analistas consideran que la crisis del Golfo ha cogido a Grecia "dormida", por lo que ahora se ve obligada a realizar una "diplomacia acelerada" para no quedarse al margen de lo que suceda en Oriente Próximo al término del conflicto. Despué de su estancia en Washington Samaras viajó a Egipto y Siria.

La posibilidad de que Tur quía emeria como el nuevo líder de la zona provoca escalofríos en griegos y chipriotas. "Es a los bigotes expansionistas de Ozal a los que tememos y no a los de Sadam Husein", comenta un camarero de uno de los pocos restaurantes del paseo marítimo de Larnaca que continúan abiertos.

Por otra parte, Atenas teme que una intervencion directa de Turquía en la guerra rompa el equilibrio militar entre los dos países. La llegada al país vecino de armamento moderno para defenderlo de un posible ataque iraquí ha levando ampollas entre las Fuerzas Armadas griegas, cuyo arsenal se ha quedado obsoleto. Samaras obtuvo durante su estancia en la Casa Blanca la promesa de que tanto Estados Unidos como la OTAN contribuirán también a la modernización del Ejército griego pero, de momento, Ankara ha recibido 82 millones de dólares en ayuda militar norteamericana y Grecia ninguno. Esto, según Atenas, rompe el compromiso de entregar a Grecia siete dólares en ayuda militar por cada diez a Turquía. "Siempre hemos dicho que esa equivalencia era artificial que las necesidades de los dos países son diferentes", dijo días atrás al portavoz del Ministerio de Exteriores turco en respuesta a las quejas griegas.

Yanis Valinakis, subdirector de la Fundación Helénica de Asuntos Exteriores y Defensa, considera que la aparición de Turquía como un nuevo poder regional "afectaría al delicado equilibrio de poder existente en el Egeo". Ankara y Atenas siguen teniendo disputas territoriales en ese mar. Añade que las minorías musulmanas en Grecia y Turquía, ya de por sí discriminadas, sufrirían también la falta de un equilibrio entre los dos países.

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