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GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

15.000 pacifistas se manifiestan en Londres contra la intervención en el Golfo

Los pacifistas británicos obtuvieron ayer su primer consuelo desde que empezó la guerra al conseguir atraer al centro de Londres a unos 15.000 manifestantes, la mayor concentración contra la intervención armada en el Golfo habida en el Reino Unido desde que estalló el conflicto.En el mitin de ayer que atrajo a manifestantes de todo el país y se celebró en Hyde Park- intervinieron un soldado desertor de una de las unida des desplazadas al Golfo y el parlamentario laborista Tony Benn. El soldado equiparó la campaña aliada con la agresión iraquí y Benn acusó a Washington y Londres de manipular a la ONU, de la que, dijo, se sirvieron para abrir la posibilidad a la guerra y ahora han abandonado.

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Por otro lado, el 40% de los soldados británicos desplazados al Golfo son escoceses, y a los enviados especiales de los periódicos de Escocia les ha costado Dios y ayuda salvar las trabas burocráticas impuestas por Defensa -motejado de Ministerio Antiescocés por un rotativo de Glasgow- para llegar a ellos.

Apenas un 5% de los británicos está inamoviblemente contra la guerra, y los pocos que dudaban a la hora del estallido armado se están alineando con los partidarios de la campaña contra Sadam Husein: ya son el 86% de la población.

Los medios de comunicación reflejan este sentir popular y no hay uno sólo que se haya desmarcado de la actividad armada. Sólo el izquierdista The Guardian mostró sus escrúpulos antes del día 17, para alinearse después con el resto de sus com petidores, aunque dedicando más espacio que sus rivales a las voces críticas, que tampoco son muchas.

Prensa popular

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La prensa popular es la que in tenta explotar al máximo la veta nacionalista, con The Sun y el Daily Star a la cabeza, éste dispuesto a toda costa a desplazar a aquél en sensacionalismo. El Star está tan sediento de acción que ya en octubre anunció: "Esta semana comienza la guerra". The Sun recibió el estallido del conflicto con una primera página que era la Union Jack con la cabeza de un soldado en el centro. El periódico pidió a sus cuatro millones largos de compradores que ayer recortaran esa portada y la pusieran en sitios bien visibles como muestra de apoyo a los soldados.

Es una imagen que resume a la perfección el sentir popular: apoyo, sin euforia a una,campaña que se ve como una necesidad ineludible. John Major, el primer ministro, ha sabido conectar perfectamente con este sentimiento de estar haciendo un trabajo que no satisface, y su popularidad ha subido como la espuma. El 61% de los británicos está satisfecho con su modo de encarar el conflicto, una popularidad superior a la que Margaret Thatcher gozó tras la victoria de las Malvinas y sólo superada por la de Winston Churchill al hacerse cargo del Gobierno en plena Guerra Mundial.Capacidad financiera

Esta campaña militar supera a todas luces la capacidad financiera del Reino Unido y hay que ahondar en la psicología nacional para entender el masivo apoyo popular. Los británicos tienen a flor de piel el sentímiento imperial, nada teñido de culpa y henchido de romanticismo, de batallas libradas y ganadas en tierras lejanas. Se creen imbuidos de la responsabilidad histórica de deshacer entuertos y se les llena la boca al hablar de cómo son el espejo en que se mira el mundo.

Major ha introducido un elemento de realismo en la inercía imperial de la operación, para la que ha reclamado millones de ayuda económica a los aliados ricos que no contribuyen con soldados, en particular Alemania y Japón. Thatcher rechazó esa medida en su día y se indignó cuando Washington empezó a pasar el cazo.

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