"¿A qué' distancia debe ir ahora un escolta?"
La sentencia del juez Sáez Valcárcel ha sembrado el desconcierto en la plantilla de la Policía Municipal. Su decisión de condenar al agente Sebastián Sánchez Bote, que no respeté las dístancias de seguridad marcadas en el Código de Circulación durante una persecución, ha creado malestar en el cuerpo y cierta inquietud. "Cuando escoltamos a una personalidad, ¿a qué distancia tenemos que ir los motoristas del coche?", comentaba ayer un policía.Al agente Sánchez Bote no le quedaba humor para bromas. Se confesaba hundido moralmente tras recibir "el mayor disgusto" en los tres años que lleva en el cuerpo. "Me siento perjudicado moralmente. ¿Cómo he de actuar a partir de ahora cuando tenga que perseguir a alguien?", se preguntaba.
El policía inculpado, de 27 años, está incluido en la Unidad de Servicios Especiales (USE) de la Policía Municipal desde hace pocos meses. "Pedí el traslado a la USE porque me gustan mucho las motocicletas. Pero el 11 de junio pasado, Sebastián no utilizó su habitual vehículo de dos ruedas. El turno del día le deparó el volante de un kiwi de la patrulla verde, y precisamente una moto, una Yamaha de 70 centímetros cúbicos, le hizo pasar por su peor experiencia profesional.
"El tubo de escape hacía mucho ruido y decidimos parar al motorista. Pero, al vernos, aceleré", recuerda el agente. "Pusimos las luces y las sirenas y por la megafonía le dimos el alto. Iba tan rápido que no éramos capaces de cogerlo con el patrulla. A punto estuvo de chocar con tres coches. Le perseguimos porque nos resultó sospechoso que huyera. Conducía sin casco ni documentación de la máquina ni permiso... Ahora, en circunstancias parecidas, ¿qué debemos hacer? ¿Dejarle marchar?".
Sánchez se confiesa "rnuy afectado". "Siempre intento hacer mi trabajo lo mejor posible, pero todo esto te deja impotente, te quita la moral".
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