"La presión de los generales acabó con Shevardnadze"
El giro autoritario en la URSS es incuestionable. La dimisión del ministro de Exteriores, Edvard Shevardnadze, fue provocada por la fuerte presión de los generales soviéticos, el sector más reaccionario en estos momentos. Hay más: la orden ministerial en ciernes que dispone sacar patrullas conjuntas del Ejército y del Ministerio del Interior a las calles de Moscú y capitales de las repúblicas de la Unión equivale a un estado de excepción y puede facilitar la toma del poder por los militares. ¿Hacia dónde va la URSS? Es una pregunta que el propio Anatoli Alexandrovich Sobchak, alcalde de Leningrado segunda ciudad del país-, diputado del Sóviet Supremo y uno de los tres o cuatro posibles aspirantes a sustituir a Mijaíl Gorbachov, se hace en el curso de la conversación mantenida con EL PAÍS.
Anatoli A. Sobchak, de 53 años, es profesor de Derecho Financiero en la Universidad de Leningrado y economista. Como político, dirigió la comisión investigadora de la represión en Tiflis (Georgia) en abril de 1989, es uno de los líderes demócratas más apreciados en la URSS y un temido orador parlamentario. Como profesor, es doctor honoris causa por tres universidades de Estados Unidos, ha escrito 15 libros y dentro de pocas semanas saldrá uno nuevo en el que analiza la situación soviética y ofrece las claves de la dimisión de Shevardnadze y de los principales colaboradores de Gorbachov. Se define como "liberal demócrata o partidario del sentido común". Pregunta. ¿Amigo de Shevardnadze? ¿Cree que ha terminado como político"
Respuesta. Soy muy amigo de él. Shevardnadze volverá en su momento. Gorbachov obró mal, porque debió nombrarle vicepresidente o primer ministro y las cosas hubiesen ido por otros derroteros. Yo, como otros muchos, hubiésemos hecho lo que él hubiese querido. La presión de los generales acabó con él.
P. ¿Cree que la URSS está girando hacia el autoritarismo?
R. Es indiscutible que se ha producido una desviación hacia la derecha, hacia una política conservadora o autoritaria. Que esto no sea definitivo va a depender de las fuerzas democráticas. El domingo pasado hubo manifestaciones multitudinarias a favor de la democracia en muchas ciudades. Es difícil hacer predicciones, porque la acción política del Gobierno de Moscú es contradictoria e imprevisible. El pueblo tiene derecho a saber lo que hacen sus gobernantes.
P. ¿Y lo sabe el pueblo soviético?
R. La gente ha perdido el norte. Anda desorientada. Este es un factor de inestabilidad. El Gobierno no ha hecho ninguna propuesta concreta. Lo hizo Stanislav Shatalin, pero su plan fue rechazado. Si me pregunta cuál es la política del presidente de la nación, le puedo decir que no lo sé. Todos esperamos que ese factor de inestabilidad no lleve a la guerra civil. Se han propuesto alternativas en cuanto a la situación económica y a la creación de un nuevo Tratado de la Unión. El trabajo a realizar es muy claro, pero hay que dejar de hablar de economía de mercado y actuar: privatizar la tierra, acabar con la propiedad estatal, reconocer la propiedad privada, hacer la reforma agraria, sanear la economía.... Hemos llegado ya al meollo del problema. Debemos desmontar el sistema. El socialismo autoritario o de cuartel se basa en millones de burócratas que controlan el poder. Como saben que van a perder sus privilegios se están agrupando en torno a ofertas conservadoras involucionistas. Todavía no tenemos partidos políticos fuertes, y éste es un punto complejo del que van a depender los acontecimientos futuros, y concretamente si vamos a ir hacia un sistema autoritario.
Proceso democráticoP. ¿Cuestiona entonces el proceso hacia la democracia?
R. Si las fuerzas democráticas nos unimos será posible ese proceso. Pero hay hechos. Gorbachov ha perdido a políticos progresistas muy importantes (Shevardnadze, YákovIev, Shatalin, entre otros) y se está rodeando de personas que no pueden calificarse precisamente de progresistas. Una prueba contudente: ni en el Gobierno, ni en el Consejo de Seguridad, ni en ninguna otra alta instancia del poder hay representantes de los movimientos democráticos. Está claro quiénes van a ser los colaboradores de Gorbachov en el futuro.
P. ¿Una dictadura?
R. Gorbachov no es un dictador en esencia. El primero sería él en ser eliminado por una dictadura. Las fuerzas reaccionarias lo consideran culpable del desmembramiento del sistema establecido. Retiene la presidencia del país y la secretaria general del PCUS, y ahora no puede deshacerse de la nomenklatura, que es el sector más conservador del partido. Su popularidad ha caído. Lo curioso es que la caída se ha producido tanto en los sectores de la derecha como de la izquierda. La derecha no le perdona que haya escurrido el bulto en la represión de las repúblicas bálticas. La izquierda le considera impulsor de asesinatos por enviar al Ejército a reprimir a una población pacífica. Gorbachov quiere mantener unido al Estado, pero lo está haciendo con una política imperial consistente en machacar a los nacionalistas.P. Entonces, ¿Gorbachov está solo?
R. Es un personaje impredecible. Se ha visto en más de una ocasión en situaciones difíciles y siempre ha encontrado una salida para mantenerse en el poder. Hoy la única posibilidad de seguir en su puesto es contar con el apoyo de las fuerzas democráticas y de centro. Si no lo hace, sus días están contados. La gran tragedia de Gorbachov es que no confía en las fuerzas democráticas, y los sectores de los que él depende ahora no confían en él. En muchas reuniones del PCUS se ha puesto sobre el tapete la posibilidad de eliminarlo. El pleno del Partido Comunista de Rusia incluso aprobó una resolución en ese sentido. Yo mismo le dije desde la tribuna del Sóviet Supremo que puede convertirse en el primer presidente del mundo en ser expulsado de su propio partido. Se quedaría incluso sin escaño parlamentario, porque es diputado a propuesta del Comité Central del PCUS.
P. Habla de un Gorbachov cautivo de las fuerzas reaccionarias...
R. Como se dice en Rusia, Gorbachov se ve entre dos sillas. Unos y otros le repudian. Ahora se enfrenta a la gran dificultad de encontrar una fuerza social en que apoyarse. Sólo le apoyan el KGB, el Ministerio del Interior y el Ejército. En este último caso el apoyo es parcial, porque las Fuerzas Armadas no tienen una composición uniforme. Hay gente de orientación política variada (progresistas y reaccionarios). Las altas instancias militares se componen mayo ritariamen te de reaccionarios que se han beneficiado de los privilegios y han pertenecido siempre a la nomenklatura. No están dispuestos a hacer renuncias. Entre la oficialidad, sin embargo, hay elementos progresistas.
P. El panorama parece desolador. ¿Los demócratas pasarán a la clandestinidaffi
R. No es tan fácil que nos fuercen a ello. Hay instancias del poder en manos de los demócratas. Muchos somos diputados y gozamos de inmunidad parlamentaria. Además, nos apoya un gran número de gente. No creo que eso pueda ocurrir. Si ocurriera sería tanto como ir a la guerra civil.
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