Besmértnij pide a Baker que los aliados no destruyan Irak
El secretario de Estado norteamericano, James Baker, y el ministro de Exteriores soviético, Alexandr Besmértnij, restaron ayer importancia a las diferencias entre sus dos Gobiernos en el tema del golfo Pérsico, a pesar de que el diplomático soviético expresara su preocupación por "la escalada de los ataques militares [aliados] a Irak".A su llegada a Washington, Besmértnij había criticado la escalada del conflicto y, sobre todo, la intensidad de los bombardeos a Bagdad. Recordó que las resoluciones de la ONU no se referían a la total destrucción de Irak, sino a la liberación de Kuwait. Al término de su encuentro con Baker, Besmértnij declaróque había aceptado las explicaciones de su colega en el sentido de que se están respetando las resoluciones de la ONU, pero añadió que continuaba "preocupado" por el peligro de que el conflicto termine por destruir Irak. Baker reiteró que ése no era "el objetivo" de los aliados.
Ambos mantuvieron dos encuentros a lo largo de todo el fin de semana en Washington para tratar de alcanzar las fechas definitivas de la próxima cumbre entre EE UU y la URSS. Inicialmente estaba prevista para los próximos 11, 12 y 13 de febrero en Moscú.
Hoy, poco después de que Besmértnij entregue al presidente George Bush una carta personal del líder soviético, MijafiGorbachov, se conocerá el calendario oficial del encuentro o la noticia de que la cumbre se pospone indefinidamente.
Los dos diplomáticos abordaron abiertamente los problemas que parecen afectar en estos momentos a las relaciones entre ambos países, y que podrían llegar a alterar el diálogo de franqueza que caracteriza las relaciones entre el Kremlin y la Casa Blanca. Sin embargo, el tema caliente fue la situación en las repúblicas bálticas. Estados Unidos deseaba aplazar la cumbre hasta que los soviéticos no ofrecieran garantías de un cambio político en el tema, un conflicto que preocupa enormemente a los miembros de la Cámara de Representantes y del Senado y que ha motivado lapetición de algunos congresistas de que se corten inmediatamente las ayudas económicas a la URSS.
Los dos diplomáticos abordaron también el cumplimiento de los tratados de reducción de armas convencionales en Europa. Algunos legisladores norteamericanos consideran que la URSS no ha cumplido todavía los términos de los acuerdos firmados en París el pasado otoño, y que algunas cifras de reducción y destrucción de armamento no se ajustan a la realidad. Estas sospechas son las que impiden alcanzar la redacción de un documento definitivo de Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START), cuya firma justif 1caría la próxima cumbre.
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