El embajador soviético en Washington,nuevo ministro de Exteriores de la URSS
Alexandr Besmértnij, hasta ahora embajador de la URSS en EE UU, ha sido elegido por el Parlamento soviético nuevo ministro de Asuntos Exteriores. El nuevo ministro fue propuesto por el presidente Mijaíl Gorbachov. La votación de los diputados fue favorable a Besmértnij en un grado sorprendentemente mayor al que esperaban muchos comentaristas, que temían una fuerte resistencia a este diplomático de carrera.
Besmértnij es conocido por ser partidario de mantener buenas relaciones con Occidente y porque nunca estuvo mezclado en la política interna del PCUS, aunque milita en este partido. En el último congreso fue elegido miembro de su Comité Central.Besmértnjik obtuvo 421 votos a favor y sólo 3 en contra. Diez diputados se abstuvieron. La Casa Blanca expresó ayer su satisfacción por el nombramiento.
El principal oponente a Besmértnij era Alexandr Dzasójov, un funcionario del PCUS que actualmente preside la Comisión de Exteriores del Parlamento y que fue quien informó sobre la política en el golfo Pérsico ante los diputados el pasado sábado.
El Kremlín se apresuró a elegir un nuevo jefe de la diplomacia soviética al comprobar que todas las presiones ejercidas sobre Shevardnadze para que continuara en el cargo resultaron infructuosas. Ante una posible guerra en el Golfo y la amenaza de empeoramiento de las relaciones con el mundo exterior debido a la intervención en Lituania, Gorbachov eligió a la persona que mayor garantías da a Occidente de continuar con la actual política exterior de "nueva mentalidad", es decir, no ideologizada.
Besmértnij, de 57 años, es oriundo del sur de Siberia y ha sido por espacio de cuatro años vicemínistro de Exteriores. Desde mayo del año pasado era embajador en EE UU. 'Ta política de la nueva mentalidad, esta nueva y constructiva política, continuará y se desarrollará", prometió Besmértmi en su discurso en el Parlamento, agregando que la diplomacia soviética "continuará siendo dinámica y trabajará con creciente energía en defensa de los intereses nacionales y estatales de nuestro país".
Refiriéndose al golfo Pérsico, Besmértnij aseguró que no habrá cambios en la posición soviética, que ha apoyado las resoluciones de la ONU condenando a Irak y autorizando el uso de la fuerza si éste se niega a retirarse de Kuwait. "Hay cosas en las que los compromisos son inadmisibles", dijo el flamante ministro, reiterando que la URSS está contra la agresión, "especialmente ahora que la guerra fría llega a su fin".
Si en estas condiciones la URSS, aunque sólo fuera formalmente, se pusiera del lado de la agresión, "crearíamos un precedente del que después nos lamentaríamos mucho". "La línea del Estado soviético en esto es limpia, honrada y de principios", sentenció.
Besmértnij reconoció que los últimos acontecimientos en Lituania podían traer complicaciones en las relaciones con Occidente.
La reacción de la comunidad internacional, según el ministro, "dependerá de lo correctamente que resolvamos nuestros asuntos".
El portavoz de Exteriores, Vitali Churikin, manifestó que la URSS estudiaba "con interés" la última iniciativa de Francia, que propone la retirada iraquí de Kuwait y una conferencia de paz sobre Oriente Próximo.
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