El cine, cuestión de Estado

El principe estudiante es una película de Lubitsch preciosa con una fotografla espléndida que se desarrolla en una alegre ciudad universitaria alemana: Heidelberg.La película tuvo en su día un éxito enorme en Estados Unidos, tanto que durante la guerra no bombardearon Heidelberg porque aquella ciudad tan bonita estaba todavía en los corazones de los americanos.

Sí, quizá tenga razón Ángel Fernández-Santos: el cine es una cuestión de Estado.

Mi hijo ha pasado varios veranos en familias americanas por aquello de aprender inglés. Allí comprobó que lo que le habían contado otros chicos era verdad: el americano, digamos medio, no sabe qué es España ni dónde está.

Sin embargo, este verano algo había cambiado.

Las películas de Almodóvar habían producido el milagro.Ahora los americanos saben que en Europa hay un país muy simpático que se llama España.

Gracias, Pedro.

Yo misma tengo que admitir que desconocía la existencia de un país africano llamado Burkina Fasso hasta que vi la película Yaaba.

O sea, que sirve más una buena película que decenas de embajadas, viajes presidenciales o reales, intercambios comerciales, etcétera. Efectivamente, Fernández-Santos tiene razón, el cine es una cuestión de Estado.

Lo malo es que los que nos gobiernan no se han enterado todavía.-