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Hassan II pide cinco años de paz social para resolver la crisis de la nación

El rey Hassan II de Marruecos ha solicitado a sus súbditos cinco años de paz social para resolver los problemas económicos de su país. El monarca efectuó esta propuesta ayer por la noche en un mensaje radiotelevisado dirigido a la nación, el primero que efectúa desde la revuelta del pasado 14 de diciembre. En el mismo discurso, el rey defendió la actuación de las Fuerzas de Orden Público y del Ejército y les felicitó por su comportamiento.

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Con más de una hora de retraso sobre el horario inicialmente previsto, el rey Hassan II de Marruecos dirigió ayer un discurso de cerca de una hora de duración a sus súbitos. El monarca analizó la situación creada en el país tras los incidentes el pasado 14 de diciembre. Con gesto compungido y abatido, aseguró que al principio había dado órdenes al Ejército y a la policía de no disparar, ni siquiera balas de goma, pero que posteriormente, al comprobar que los servidores del orden público empezaban a caer, dio orden para que hicieran "lo que tenían que hacer".Para el monarca los únicos responsable de los incidentes de Fez fueron los grupos marginales de delincuentes, drogadictos y contrabandistas, que según el rey esperaron aquella ocasión para robar y atacar a las Fuerzas de Orden Público. Pero a renglón seguido el monarca habló de los problemas económicos del país y esbozó un programa de reformas y mejoras que serán concretadas en una carta social, que se renovará periódicamente. El monarca anunció incrementos de los salarios hasta de un 15%, así como mejoras de tipo asistencial. Añadió que en las familias con tres hijos el sueldo mínimo sería de 50 dirhams diarios, unas 600 pesetas. Afirmó con rotundidad que antes del mes de julio 50.000 titulados en paro encontrarían trabajo. Y prometió también importantes reformas del servicio social, así como facilidades para dar vivienda a los necesitados.

Hassan II afirmó que para llevar a término este programa económico había dado orden al Gobierno de discutir de nuevo la Ley de Presupuestos para 1991 que recientemente ha sido aprobada en el Parlamento de Rabat con la abstención de todos los partidos de la oposición. Pero para ejecutar todo ello el rey exigió cinco años de paz social. La recta final de su discurso, se refirió al Sahara, en un intento de rehacer el frente interior. Recordó que el muro aún está allí y que hay que estar alerta.

Horas antes de que el rey Hassan II pronunciara este discurso había asegurado que el problema de la vivienda era una de las causas fundamentales de la revuelta de Fez y había acusado a los concejales de esta ciudad, en manos de los socialistas, de ser los responsables de las deficiencias urbanísticas.

El monarca había hecho estas declaraciones el pasado 1 de enero por la tarde en el Palacio Real de Rabat en el transcurso de la ceremonia de toma de posesión de nuevos prefectos y gobernadores de siete ciudades del país.

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El problema de la vivienda

El monarca añadió en aquel mensaje dirigido a los nuevos gobernadores que la ciudad necesitaba "una revisión radical en lo que concierne a la vivienda y a su repartición".Hassan recalcó más adelante que lo ocurrido en la Ciudad Imperial no era culpa de los fezíes sino de la situación en la que se encuentran los vecinos de las localidades próximas, quienes según el propio rey "residen en una vivienda que no les inspira tranquilidad y que no garantiza la seguridad de sus vecinos".

No es la primera vez que el rey Hassan II reconoce el problema de la vivienda como el motor de las revueltas populares. El monarca aludió a la cuestión de la falta de alojamientos como origen del motín de Casablanca de 1981 que se saldó con 66 muertos y 110 heridos, según fuentes oficiales.

Los orígenes de los disturbios de Fez hay que buscarlos en la gestión de algunos ayuntamientos que han permitido la construcción de viviendas indecentes, afirmó Hassan II en la alocución dirigida a los nuevos administradores de siete ciudades de marruecos.

Por otra parte, ha finalizado la revuelta popular iniciada el día primero de enero en la ciudad de Beni Mellal, situada a unos 200 kilómetros de Casa Blanca, en la zona central del país, en protesta por un incremento de impuestos.

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