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Markovic amenaza al Parlamento Yugoslavo con medidas especiales

Ante Markovic, jefe del Gobierno yugoslavo, puso a los diputados de las dos Cámaras del Parlamento federal ante una tarea difícil: o aprueban este fin de semana su política macroeconómica y se ponen de acuerdo sobre los elementos mínimos necesarios para el funcionamiento del Estado yugoslavo o "si estos presupuestos no se aseguran, la sociedad se encontrará ante el desmoronamiento total, que invariablemente exigiría el uso de medidas extraordinarias".El primer ministro se dirigió al Parlamento el viernes por la tarde tras sostener las consultas con los presidentes de las seis repúblicas y los jefes de los Gobiernos de las mismas y dijo: "La sociedad yugoslava se encuentra en un periodo de transición y el año próximo será crucial no sólo para el éxito o el fracaso de la reforma económica, sino para la conservación del Estado yugoslavo como tal".

El mandatario explicó que el ciclo electoral había concluido en todas las repúblicas y los partidos con diferentes orientaciones políticas accedieron al poder. Sin embargo, y a pesar de las tensiones interrepublicanas, el Gobierno federal calculó que el coste de la transición de un sistema a otro, del realsocialismo al capitalismo, aunque el primer ministro jamás empleó la palabra capitalismo, "sería significativamente más bajo" si las repúblicas emprendieran juntas las tareas del periodo de transición.

La reforma económica ha sido minada en todas las repúblicas. "Hemos llegado", dijo, "a una fase de tal erosión del sistema, en la cual ninguna política macroeconómica puede tener éxito".

En la segunda mitad de 1990 el gasto público superó el previsto en 10.000 millones de dólares; los salarios aumentaron más de lo esperado, no obstante la caída de la producción en un l0%; la emisión de la moneda al margen del banco central y la guerra comercial entre las repúblicas bloquearon la reforma económica y contribuyeron a que la inflación alcanzara el 121,7%.

Funcionamiento del país

Para mantener al país funcionando, antes del comienzo de las negociaciones acerca de los nuevos principios que regirían las relaciones entre las repúblicas yugoslava, Ante Markovic devaluó el dínar en un 28,5% (siempre manteniendo la paridad fija con el marco alemán); propuso la congelación de los salarios, pidió el consenso para la política monetaria única; el funcionamiento libre del mercado; el respeto de las normas que rigen la financiación de la federación (varias republicas dejaron de contribuir); limitación del gasto público; reestructuración de los títulos de propiedad, y saneamiento del sistema bancario.

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Cediendo a la evaluación del dínar, Markovic admitió el fracaso parcial de su programa económico. Pidió consenso para su política macroeconómica y la aprobación del presupuesto federal, afirmando que "la crisis ha alcanzado su culminación".

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