Mercado y beneficios

Fue Jesús quien expulsó del templo a los mercaderes y a los cambistas porque , instalando allí el mercado, lo convertían en guarida de ladrones. Hubo un tiempo en que la riqueza hacía que los camellos no pudiesen entrar por el ojo de una aguja y en el que santo Tomás escribía: "Pecunia pecumanm parere non potest"; esto es: "El dinero no puede parir dinero".Pero esto fue hace mucho tiempo. Hoy, el mercado, a secas, es el templo; la libertad de mercado es la libertad de culto; los únicos seminarios que se llenan son los Masters in Business Administration; las disciplinas y los flagelos. son la. competitividad y la inflación; las jaculatorías pasaron de... Arca de la Alianza, ora pro nobis, a Bolsa de Nueva York, ponte bien y estáte quieta; las estampitas son ahora verdes y apaisadas, con una leyenda: In God we trust, all others pay cash; los escapularios son lingotitos de oro con una impronta de Fort Knox como reliquia; las lamparillas sólo se encienden, ¡y cómo! en los grandes almacenes, verdaderas mecas de los devotos de san Consumo; las letanías y rosarios a que nos obligaban en las escuelas nos son impuestas en cada telediario en forma de listas de divisas y gráficos de bolsas, y las secciones de economía de los diarios son como los misterios, dolorosos para los muchos y glorioscis o gozosos para los pocos. Los únicos milagros, los de la Primitiva, pero con bote.

Los primeros hongos que crecen sobre el detrito de los países otrora socialistas (o comunistas, como dicen los sonlialdemócratas) son curiosamente los cambistas, change, exchange, wechsel. La CNN es un púlpito vía satélite y su monótona homilía se titula Dollars and sense.

Y en medio de esta procesión sale un feligrés despistado llamado Guerra que pide una "ley de hierro" para. los beneficios empresariales. Angelito. En menos de 48 horas, su ministro de asuntos religiosos, señor Solchaga, ya le ha negado tres veces; su jefe, desde arriba, se ha desmarcado con un "perdónenlo, es que como habla en parábola no se le entiende"; el sanedrín de la CEOE se ha rasgado las vestiduras y le acusa de blasfemia, y hasta un premio Nobel de Economía llamado Merton Miller dice que, aunque sus colegas fisicos hayan demostrado que hasta el universo es finito, los beneficios empresariales tienen que ser ilimitados.

Oídas que fueron tan doctas opiniones, se propone la hoguera para semejante hereje, salvo pública retractación, de las de cartel al cuello que diga: "El hombre gira alrededor del mercado, verdadero e inmutable centro del universo", y con un capirote en el que se lea: "Todos los endiablados marxistas somos unos contumaces e irracionales antimercadistas".- Pedro Prieto.