Todo Duato
Para marcar su plena asunción de responsabilidades como director, Nacho Duato ha presentado un segundo programa compuesto exclusivamente por coreografías suyas. Dos de ellas -Synaphai y Arenal- habían sido ya estrenadas, en 1986 y 1988, respectivamente, por el Nederlands Dans Theatre, donde Duato culminó su carrera de bailarín y se inició en la de coreógrafo, y las otras dos, Concierto madrigal y Opus piat, han sido creadas este año para el conjunto español. Como muestra de un joven coreógrafo de talento a la búsqueda de un estilo propio, el programa ofrece indudable interés; como anuncio de lo que será el nuevo menú habitual de la compañía oficial, llamada ahora Ballet Lírico Nacional, abre interrogantes que pueden suscitar cierta preocupación entre los aficionados, por las limitaciones de su ambición y su alcance.Nacho Duato practica una escritura coreográfica basada en lo que a veces se llama humanización de la técnica clásica que, con tanto éxito para el Nederlands, desarrolló el checo Jirl Kyllán en los años setenta: una técnica que quita el corsé formal al ballet académico y permite que el moV.imiento fluya de una manera que parece mucho más natural, aunque basada en los mismos principios y parecidos rigores.
Ballet Lírico Nacional (segundo programa)
Concierto madrigal (Duato/ Rodrigo).Opus piat (Duato / Beethoven). Synaphai (Duato / Xenakis y Vangelis). Arenal (Duato/Bonet). Orquesta Sinfónica de Madrid. Director: Miguel Roa. Conjunto de instrumentos y voz de María del Mar Bonet. Madrid, teatro de la Zarzuela, viernes 21 de diciembre.
Coreografías atractivas
Las coreografías resultan así inmediatamente atractivas y gratificantes y si como en Arenal van acompañadas de una voz cálida y llena de sugerencias como la de María del Mar Bonet, en escena, y son interpretadas por una bailarina excepcionalmente dotad como Catherine Allard, la nuev estrella de la compañía, el éxito está asegurado. Arenal se basa en la oposición entre los solos de Allard (de negro, bailando el dolor de la voz a cappella de María del Mar Bonet) y la fiesta del resto de los bailarines que se entregan al placer de bailar. El carácter mediterráneo viene dado por la música. En Synapliai (sobre música de Xenakis y Vangelis) esta oposición se da entre un conjunto de bailarines de gris, que luchan por salir de su sórdida existencia y una pareja de rojo que al final logra romper el muro y encuentra la comunicación y la salvación.Concierto madrigal -sobreel de Rodrigo- se presenta como una suite de bailes; algunas de las variaciones tienen vida y carácter (Arantxa Argüelles y Raúl Tino arrancaron un aplauso en el intrincado Fandango). En cambio, Opus piat (sobre la Sonata número 5 para violonchelo, de Beethoven), meditación sobre el ballet clásico y la visión moderna, en que el propio coreógrafo hace una aparición agitando un tutú romántico en la mano y acaba aprisionado por una cuadrilla de sílfides, resulta una reflexión bastante primaria sobre su situación como director de una compañía perseguido por los espíritus de la tradición clásica: cualquiera diría que ha caído en el Kirov. Cuatro parejas modernas -en mallas negras y puntas- se oponen a las sílfides en un vocabulario que recuerda al Béjart de la primera hora, pero sin la fuerza que éste imprimía a sus rupturas iniciales. Toda la compañía junto con el director de la orquesta y el maestro Rodrigo, fueron aplaudidos con entusiasmo al final.
La nueva dirección del teatro de la Zarzuela ha anunciado su intención de hacer al menos dos temporadas adicionales de ballet cada año en Madrid -en primavera y en verano-, lo que sería una espléndida noticia si, al mismo tiempo, se mantiene un repertorio coreográfico amplio.
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