Guías o especuladores

Soy un pensionista de la Seguridad Social que acaba de realizar, junto con su esposa, un viaje a Andalucía organizado exclusivamente para la tercera edad. Todo transcurrió de acuerdo con las características del viaje, correctamente, pero hay un hecho que me gustaría resaltar.Al iniciar nuestro grupo la visita de la Alhambra de Granada, y que, dicho sea de paso, no nos costó nada debido a nuestra condición de jubilados, solicitamos los servicios de un guía oficial. Bien, pues he aquí que un señor nos aborda cortésmente pidiéndonos la módica cantidad de 13.000 pesetas por tan culturales servicios. Al contemplar nuestros gestos de sorpresa, y tal vez influido por el aspecto de viejecitos desamparados que debimos darle, el mencionado señor adopta una actitud de inconmensurable humanidad y nos oferta ahora la cantidad de 9.000 pesetas. El jefe de nuestro grupo, que, como el resto no conseguía salir de su asombro, le ofreció un máximo de 4.000 pesetas. Esto pareció herir mortalmente el honor del señor guía, que a punto estuvo de insultarnos. Así que tuvimos que conformarnos con ver la Alhambra a nuestro aire.

Este hecho me sugiere varias preguntas: ¿de qué organismo público dependen unos señores cuyo comportamiento se basa en la especulación y la desfachatez? ¿Existe alguna normativa que controle el proceder económico y humano de estos señores? En definitiva, ¿hasta cuándo vamos a permitir, y no lo digo ya desde la que pudiera entenderse como egoísta denuncia de un jubilado que pide tratos especiales por su condición, que unos incontrolados hagan su agosto en nombre de la cultura a costa de todos los españoles?