Gorbachov asegura que no quiere convertirse en un dictador
El presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, dijo ayer que los referendos sobre la propiedad de la tierra y el futuro del Estado deben realizarse el próximo verano sin más dilación. El líder negó quererse convertir en un dictador y aseguró que el régimen presidencial es necesario para "salvar la democracia" en la URSS. Los principales acontecimientos del Congreso de los Diputados Populares de la URSS tuvieron lugar ayer en los pasillos del Kremlin. Antes de la sesión de tarde, Gorbachov apareció con sus guardaespaldas en el vestíbulo, donde afirmó que el sistema presidencial "no significa un retorno a la dictadura".
"Cuando yo era secretario general del PCUS habría sido muy fácil convertirme en un verdadero dictador, pero hice otra elección: la democracia", manifestó. Sin embargo, el viejo sistema no ha permitido introducir muchas reformas porque "la misma superestructura no lo ha permitido", agregó. Por eso, el presidente ha tratado de "minar esta superestructura con la democracia, y eso fue lo que se decidió en la XIX Conferencia del PCUS en 1988".Ahora, según Gorbachov, el país está ante un "dilema filosófico". Por un lado, la Unión debe contemplar la soberanía de las repúblicas", pero, por otro, no debe llevar a la "desintegración" de la URSS. "Yo digo sí a la soberanía, pero no hasta el absurdo, hasta la soberanía de cada región, de cada ciudad y de cada barrio", puntualizó. Gorbachov reiteró que es "imposible" separarse ahora y aseguró que nadie querrá abandonar la URSS cuando la federación renovada sea una realidad.
En los países occidentales, el proceso de democratización ha durado "cientos de años", dijo Gorbachov. Añadió que la URSS ha recorrido un camino "bastante largo" en sólo cinco años. "Mi más vivo deseo es que por lo menos una vez en nuestra historia no corra la sangre y no nos dividamos en blancos y rojos", sentenció.
Mientras en el sector derecho del vestíbulo, Gorbachov hacía declaraciones a los periodistas que le rodeaban, en el izquierdo se formó otro corrillo alrededor de Borís Yeltsin, presidente de Rusia. "El discurso de Gorbachov significa un gran retroceso", dijo Yeltsin refiriéndose al informe presentado por el presidente el día anterior.
Yeltsin acusa
Borís Yeltsin acusó al centro de querer imponer a las repúblicas soviéticas el nuevo Tratado de la Unión. "El Tratado debe ser firmado y adoptado por partes con iguales derechos, y no dictarse desde arriba", dijo. Además de mostrarse reticente a realizar en territorio de Rusia un referéndum sobre el futuro de la Unión, Yeltsin rechazó el plesbicito sobre la propiedad privada de la tierra que pide Mijaíl Gorbachov. "Nosotros ya hemos adoptado la ley correspondiente y hemos reconocido la igualdad de todos los tipos de propiedad. De lo que se trata ahora es de realizar la reforma agraria", señaló.
El líder de Rusia se mostró preocupado por el aumento de p9der solicitado por Gorbachov. "Él [Gorbachov] considera que las competencias que tiene son pocas y quiere más poder aún y esto comienza a ser peligroso", dijo Yeltsin.
En la sala de sesiones, las repúblicas aprovecharon la oportunidad que se les brindaba para reafirmar sus puntos de vista. El viceprimer ministro de Moldavia, Constantin Oborok, anunció que su delegación se retiraba en vista de que los presidentes de las formaciones secesionistas autodenominadas República del Drilester y República Gagauza habían sido invitados al Congreso. Ambas repúblicas, en territorio de Moldavia, no han sido reconocidas oficialmente por Moscú y sus presidentes no son diputados de la URSS.
Albert Ruutel, presidente de Estonia, reiteró los anhelos de independencia de su república. "Nunca entramos voluntariamente en la URSS", afirmó, explicando que Estonia no había firmado el Tratado de la Unión de 1922 y que en 1940 fue simplemente anexionada. Ruutel, sin embargo, afirmó que no deseaba romper los lazos entre Estonia y la URSS, sino sólo transformarlos.
El presidente de Uzbekistán, Islam Karimov, dijo estar por el Tratado, pero no por el que ahora quiere firmar el centro. "No es el centro el que debe regalar ciertos poderes a las repúblicas, sino éstas las que deben reunirse y decidir qué derechos y facultades desean delegar".
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