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Los lunes, setas

Los aficionados van al Jardín Botánico a que les ayuden a distinguir los hongos comestibles

Juan Antonio Carbajo

Las heladas tempranas han acabado con las setas, y la Sociedad Micológica Madrileña ha tenido, pues, que aplazar sus actividades hasta las próximas lluvias. Durante los dos últimos meses, todos los lunes, la organización ha dedicado parte de su actividad a ayudar a los seteros aficionados a diferenciar los hongos venenosos de los que dan diarrea o de los que son sabrosos de verdad. En, Madrid se crían 2.500 especies de setas no microscópicas, 10 de ellas mortales.

Hasta 500 personas, cargadas con bolsas y capachos colmados con la recolección de setas del fin de semana, han acudido los lunes de los últimos dos meses a las pequeñas dependencias que la Sociedad Micológica Madrileña disfruta en el Jardín Botánico. Los lunes, en época de lluvias, y por tanto de setas, los socios de la micológica -como se la conoce en el recinto- se afanan en explicar a los seteros aficionados las; díferencias que separan las 10 especies de hongos mortales que hay en la región de las 500 que existen, cuyo consumo no es aconsejable. A advertir que hay 700 de sabor indiferente y a ayudar a reconocer las 100 setas de gran calidad que se pueden encontrar en Madrid."Así llegué yo a la sociedad, a que me dijeran cuál podía comer y cuál no", cuenta un socio con una antigüedad de seis años. "Aquello me gustó y decidí aprender y venir a las clases". Y es que el recinto de la micológica tiene además una parte prohibida a los seteros aficionados de la bolsa v el cavacho. En esa zona restringida, tras unos armarios, Francisco de Diego, ]profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), profundiza en los secretos del mundo de la setas.

"Ésta es la más bonita que han traído hoy", comentaba De Diego el pasado lunes, mientras enseñaba a los socios una Amanita estrangulata. "Es comestible", añadía. En su mesa reposaban decenas de setas recogidas durante el último fin de semana. "Y ésta es una aleuria; se puede comer cruda en ensalada". Los socios se cedían los ejemplares, y como si de una cata de vino se tratara, los miraban al trasluz, los olían y hasta los probaban con la punta de la lengua.

Afición científica

"El primer aliciente Para acercarse a la sociedad es el gastronómico", cuenta Elle Diego. "Luego se crea una afición más profunda, más científica, movida por el deseo de conocerlas todas. Aunque eso es imposible".Los seteros que pueden distinguir a primer golpe de vista media docena de las especies más sabrosas ya se sienten satisfechos. "Yo he tardado seis años", decía uno. Y tan complicado como diferenciarlas es localizar en Madrid un buen lugar donde encontrarlas a puñados. "Si un setero le dice a un amigo el lugar donde ha llenado su capacho co rre el riesgo de perder a la vez las setas y un amigo", comenta De Diego.

Y si de diferenciar se trata, la primera lección se llama Amanita phalloides, que mata tras provocar una cruel agonía de 10 días. "Sus síntomas son tardíos. Se presentan a las seis u ocho horas en forma de molestias intestinales, fiebre, naúseas, vómitos y diarreas", explica de Diego. El segundo día sobreviene una mejoría, y a partir del tercero se produce una caída en picado. Los síntomas vuelven con más fuerza".

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Según De Diego, el 90% de los casos se curan si se acude al médico antes del tercer día. De hecho son raras las muertes por envenenamiento de setas en Madrid. La Conseiería de Salud de la Comunidad asegura que durante los años 1988, 1989 y 1990 no ha habido ningún caso de intoxicación por setas venenosas, o al menos no ha sido comunicado oficialmente, informa Lila Pérez Gil. "En la sociedad", comenta De Diego, no ha habido ningún susto, aparte de alguna diarrea, más común si quien ha comido la seta es gallego". ¿Y eso, profesor?. "Porque los gallegos comen las setas con prejuicios y recelos. Supongo que es debido a su origen celta. Este pueblo odiaba la setas, las llamaba pan del diablo".

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