Walesa, primer presidente polaco elegido en las urnas
Lech Walesa, premio Nobel de la Paz y líder del sindicato Solidaridad que afrontó ya en 1980 la lucha contra la dictadura comunista, se convirtió ayer en el primer jefe de Estado democráticamente electo de Polonia. Según los primeros sondeos realizados ante los colegios electorales, con el 75% de los votos en la segunda ronda de las elecciones presidenciales, Walesa se impuso claramente a Stanislaw Tyminski, un empresario polaco-canadiense-peruano que había logrado el segundo puesto en la primera ronda. Este candidato -con un pasado oscuro y con claros vínculos con el aparato comunista del antiguo régimen polaco- logró el 25% en esta segunda vuelta.
Este resultado es casi el mismo que Tyminski obtuvo en la anterior consulta del 25 de noviembre, en la que el gran derrotado fue el jefe del Gobierno, Tadeusz Mazowiecki, que quedó eliminado con un tercer puesto y tan sólo el 18% de los sufragios.
Walesa promete ser un presidente decidido de Polonia. El líder obrero de Gdansk fue elegido ayer presidente de Polonia en el primer sufragio general, directo y plenamente democrático jamás celebrado en ese país, al sumar el 75% de los votos emitidos. El inesperado rival de Walesa, Sianislaw Tyminski, fue apoyado por un 25% de los votantes, según datos no oficiales facilitados anoche por el instituto alemán especializado INFAS.
53% de participación
La participación electoral alcanzó un 53%, 10 puntos menos que en la primera ronda, celebrada el pasado 25 de noviembre, en que quedó derrotado el primer ministro Tadeusz Mazowiecki.
En la conferencia de prensa celebrada ayer inmediatamente después de conocerse los primeros resultados de los comicios, MIalesa manifestó su deseo de ser un presidente "decidido". "Pienso actuar de una forma decidida", declaró Walesa, "y también pasar la cuenta de una forma decidida", en alusión a los funcionarios del régimen comunista. Walesa afirmó que actuará como llun comisario" de película del Oeste, "buena gente", "fuerte y eficaz".
Walesa resaltó su deseo de ser presidente de todos los polacos y stibrayó su deseo de entregar el país también en el sentido económico directo a los ciudadanos. Preguntado sobre el primer ministro dimisionario, Tadeusz Mazowiecki, Walesa dio a entender que no le incluía en sus planes políticos, a pesar de que "seguramente encontrará un sitio en el que poder servir a Polonia, tal como contribuyó al éxito de Solidaridad". El presidente electo no desveló ayer a quién designará como futuro primer ministro, señalando que en juego entraban por lo menos siete candidaturas, de las cuales, sin embrago, según fuentes fidedignas, la más probable es la del abogado Jan Olszewski. Los colaboradores de Walesa en estudios de televisión polaca expresaron ayer la esperanza de que Walesa base su Gobierno en esta fracción de Solidaridad.
Interrogado sobre su flamante rival, el empresario polaco-peruano-canadiense, Walesa senaló que su desaparición del escenario político será tan fulminante como fue su aparición. Aludiendo a sus anteriores amenazas a Tyminski en las que anunciaba que no le dejaría salir del país hasta que no desmienta las insinuaciones sobre la supuesta colaboración de Walesa con la policía secreta, éste dijo esperar que "los servicios apropiados" esclarezcan el caso.
Tyminski, por su parte, declaró no creer en la magnitud de su derrota y anunció que continuará la lucha por la democracia, "incluso desde la cárcel". Tyminski, a quien votaron ayer 3,6 millones de polacos, no descartó la creación de un partido político, a pesar de que no le gusta, dijo, esta labor. Las declaraciones de Tymiriski fueron muy poco congruentes. La comparación de su programa económico con la privatización realizada por el rey polaco Casimiro el Grande en el siglo XIV, así como algunas citas del libro Ivanhoe, de Walter Scott, resultó embarazosamente ridícula.
El presidente electo, Lech Walesa, fue vitoreado anoche por 4.000 personas que se habían congregado en las inmediaciones de la sede de Solidaridad, en Gdansk. En medio del griterío, vivas y fuegos artificiales, Walesa habló a los reunidos desde una ventana pidiendo calma. Al entrar en el edificio Akwen, en Gdansk, Walesa y su mujer, Danuta, fueron recibidos con el canto tradicional polaco Viva cien años. En una declaración improvisada, Walesa dijo esperar que "tal como hemos vencido al sistema totalitario, sin un solo disparo, construyamos uno nuevo". En la segunda ronda electoral, Walesa obtuvo los sufragios de casi 11 millones de los 27,5 millones de polacos.
Casi dos millones de votos a favor de Lech Walesa fueron emitidos ayer por los seguidores de Tadeusz, Mazowiecki. Éste llamó el pasado domingo a apoyar la candidatura del líder obrero para contrarrestar la ofensiva de las fuerzas del antiguo régimen, seguidoras de Tyminski.
Eventual impugnación
La investidura de Walesa como presidente no podrá producirse antes de que se cumpla el plazo de seis días, previsto para la eventual impugnación del resultado electoral. Esta no está del todo descartada, dado que Tyminski mencionó ayer supuestos casos de intimidación "de los niños" de personas que apoyaban su candidatura. Ya días antes, Tyminski protestó ante la junta central electoral por el sistema de marcar el nombre del candidato en la papeleta con una equis que, según él, hacía posible un fraude electoral, dado que poniendo dos cruces se invalidaba el voto.
Un policía que controlaba ayer el tráfico en la carretera de Varsovia a Lublín no tuvo reparo en afirmar que había emitido su voto a favor de Stanislaw Tyminski. Lo mismo, según dijo, había hecho la mayoría del cuerpo, "y no porque crea que Stanislaw Tyminski valga como presidente". "Se trata de impedir", manifestó, "que "Walesa saque una ventaja demasiado amplia. Se le subirían aún más los humos".
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