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Una red de ferroviarios ayuda a chinos a pasar ilegalmente las fronteras

La Brigada Provincial de Documentación de Madrid está investigando la existencia de un grupo de empleados de los ferrocarriles que, tras ser sobornados con una cantidad de dinero no concretada, se dedican a facilitar a ciudadanos chinos el paso fronterizo de forma clandestina. Hace unos días, la policía sorprendió a tres muchachas orientales que pretendían pasar a Francia en el Talgo Puerta de Sol. Paralelamente, 18 hombres fueron capturados en dos restaurantes chinos de la calle de López de Hoyos.

La policía soprendió sobre las seis de la tarde del pasado 30 de noviembre a tres jóvenes chinas que viajaban en el tren Puerta del Sol, que poco antes había partido de la capital madrileña. Las muchachas, con edades comprendidas entre 18 y 26 años, se dirigían a Francia y presuntamente tenían la intención de atravesar clandestinamente la frontera franco-española, puesto que no llevaban el pasaporte en regla, según han confirmado fuentes policiales.Las mujeres llevaban una importante cantidad de dinero en francos franceses, dólares, pesetas y liras. Una de ellas viajaba en el compartimiento de un literista, y las otras dos lo hacían en el departamento número 10 del convoy. Tales indicios confirman las sospechas de la policía acerca de la existencia de "una organización perfectamente montada" dedicada al paso clandestino de extranjeros a través de nuestras fronteras, según fuentes próximas a la investigación.

La Brigada Provincial de Documentación tiene la creencia de que hay algunos empleados de los ferrocarriles que forman parte de la red y ofrecen cobertura a los emigrantes ilegales a cambio de fuertes sumas de dinero. No obstante, hasta el momento no hay pruebas concluyentes contra dichos trabajadores.

Abuso de confianza

Los investigadores han comprobado que numerosos orientales llegan a Portugal y entran en España por ferrocarril a través de Badajoz. En la mayoría de los trenes europeos, los ferroviarios se encargan de recoger los pasaportes para presentarlos en el control fronterizo, sin necesidad de despertar a los pasajeros. Aprovechándose de la confianza que la policía deposita en ellos, los empleados corruptos ocultan a los chinos y no entregan su. documentación en los pasos aduaneros. Esta estratagema permite su entrada ilegal.Las autoridades españolas, tras descubrir la existencia de esta organización delictiva, ha alertado a la policía francesa, por pensar que también hay ferroviarios galos que colaboran en la introducción de emigrantes clandestinos en dicho país.

Paralelamente, el grupo tercero de la Brigada Provincial de Documentación detuvo en Madrid a 18 chinos y a dos rumanos que supuestamente trabajaban de forma ilegal en los restaurantes Jardín Oriental y Nuevo Palacio. Los agentes tienen sometidos a vigilancia otros restaurantes chinos de la capital por tener firmes sospechas de que en ellos hay trabajadores ilegales. Estos establecimientos, que sirven de tapadera, constituyen un complejo entramado difícil de desmantelar: los emigrantes son vigilados constantemente por sus jefes, que se encargan de llevarles y traerles desde los restaurantes hasta los pisos donde residen, sin permitirles salir a la calle.

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Alarmante aumento

Fuentes policiales sostienen que se está produciendo "un alarmante aumento del número de emigrantes clandestinos chinos, que tratan de afincarse en España antes de l993". En esta fecha, la implantación de la frontera única europea aumentará las dificultades de circulación para millones de ciudadanos que no pertenecen a la CE. Los medios informantes han asegurado que la Embajada china en Madrid no facilita ningún tipo de documentación para los compatriotas que son detenidos en España por estancia Ilegal. "Esta falta de colaboración de la representación diplomática imposibilita en la práctica la expulsión de estas personas", añaden las mismas fuentes.La mayoría de los orientales ilegales que llegan a nuestro país son de origen campesino y traen pasaporte expedido en Singapur. Hasta el año 1986, su destino predilecto era Holanda. Pero los mayores controles fronterizos les han obligado a cambiar de ruta y a dirigirse a España, desde donde la mayoría continúa camino hacia otros países europeos de mayor nivel económico.

Hasta hace poco, uno de los principales coladeros que solían utilizaban los emigrantes clandestinos era el denominado paso verde establecido en Rosal de la Frontera (Huelva), donde habitualmente existen muy escasos controles aduaneros para los ciudadanos pertenecientes a países de la Comunidad Europea. No obstante, el reforzamiento de las medidas de control ha hecho "que se haya cortado el sistema", según aseguran diversos expertos policiales.

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