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La extraña pareja Europa-EE UU

El recorte de la importación de producciones impone un matrimonio de conveniencia

Europa se ha convertido en un mercado codiciado por la industria norteamericana. La amenaza de las cuotas a las producciones no europeas y la incertidumbre que el recorte de estas importaciones ha provocado al otro lado del Atlántico están dando como resultado el alumbramiento de un nuevo tipo de producciones que parece van a ser un signo de los noventa: las coproducciones Europa-EE UU.

La necesidad ha hecho que los americanos se muestren sobre el papel más receptivos a un tipo de colaboración más equitativa con socios del viejo continente para asegurar su presencia en la futura Europa. Pero la práctica está mostrando que éste va a ser, en el mejor de los casos, un parto doloroso.Las protestas de la Asociación de Actores y Directores de Cataluña por su escasa participación en la coproducción Dark justice, de la compañía norteamericana Lorimar (Dallas) y la cadena autonómica TV-3; la retirada de la productora francesa Carat TV del culebrón Coraçao, de Globo TV, de Brasil, también por desacuerdos sobre su participación, en la que también colabora TVE, son dos de los ejemplos más recientes.

Si los norteamericanos se sirven de estas coproducciones para sortear las barreras de las cuotas, y tranquilizarse frente a las noticias de que sus programas ya no son en Europa la estrella del prime time, a los europeos les tienta en ellas la posibilidad, quimérica para algunos, de que teóricamente habrán de entrar en el inaccesible mercado americano.

Además, tendrán oportunidad de conocer el trabajo a la americana y su capacidad para producir en serie frente a la forma más artesanal de producción europea. A ambas partes les motiva también el enorme despegue del coste de una producción de cierta ambición, especialmente en el caso de las televisiones europeas, que, además, tienen mucho menos dinero para gastar en estos tiempos de la multiplicación de cadenas.

Estas razones explican la buena disposición de todos y el anuncio, casi a diario, de nuevos e inéditos acuerdos nupciales, como el de la cadena BBC con la cadena CBS para realizar comedias al alimón, o el de la productora de Spitting image para realizar una versión americana de su programa, aunque en ésta sólo conserve vestigios del original.

Tango es el nombre de la productora creada por la compañía británica Yorkshire y la cadena NBC para una larga vida en común, y la televisión pública alemana ZDF acaba de firmar un sorprendente acuerdo a largo plazo con la cadena ABC para coproducir programas.

"Basura transatlántica"

Los augurios sobre el resultado de estas asociaciones forzadas por la necesidad no son optimistas. Los ejemplos de coproducciones entre los europeos y los norteamericanas, como El fantasma de la ópera, que ha dirigido Tony Richardson, no son alentadores. "Basura trasatlántica", la calificó con dureza un crítico.

Al final, este tipo de coproducciones, más preocupadas por su doctrina en el mercado, no convencen a nadie. Las exigencias y gustos nacionales son dispares y es difícil acordar algo que funcione aquí y allá.

Un caso ejemplar es el de La mujer lobo, una coproducción entre la productora británica HTV y la norteamericana MCA, cuya protagonista, una estudiante americana en Londres, se convierte en mujer lobo.

La aventura -100 millones de pesetas por episodio- se inició hace unos meses con excelentes previsiones. "La primera serie para las cadenas americanas hecha fuera", anunciaba en julio Paul Sarony, director general de la británica HTV.

"Confiamos en que trabajar juntos dará como resultado una serie de calidad que funcionará en todo el mundo". Cinco meses después, HTV ha anunciado su retirada porque hay en la serie "demasiada sangre y horror" para los gustos británicos. Una consecuencia, para Patrick Dromgoole, portavoz de compañía HTV, de que la parte británica "fue virtualmente ignorada en prácticamente todas las decisiones de guión".

Puntos de vista

"Después de trabajosas conversaciones con nuestros socios norteamericanos", explica Dromgoole, "nos quedamos con la impresión de que nuestros puntos de vista no habían sido considerados".

Los portavoces de MCA, por su parte, explican que simplemente "la relación no ha funcionado".

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