Noveles

Acabo de leer en la última página de EL PAÍS el comentario sobre Jean Rouaud, el quiosquero que ha ganado el Premio Goncourt.La reflexión inmediata: es del todo improbable que tal cosa pudiera ocurrir en España. Nadie es capaz de recordar cuándo surgió un autor novel mediante un importante premio literario.

Sabido es de sobra que el más renombrado de ellos premia sólo a autores famosos, con un criterio mercadotécnico muy lícito que el creador del premio ha resumido con frecuencia en una frase: "No busco autores, sino lectores". Pero, entonces, ¿no cree usted que hay cierta dosis de voluntad de estafar cuando ese requisito, el de la fama previa, no se cita , en las bases? ¿Cuántas aspiraciones y anhelos, e incluso talentos potenciales, se ven de fraudados por el párrafo capital de tales bases, que, supongo, motiva la participación de más de 300 noveles?

El párrafo está contenido en el punto 12º: "La editorial se reserva asimismo el derecho de opción preferente para publicar aquellas obras que, presentadas al concurso y no habiendo sido premiadas, pudieran interesarle...". Al menos, es lo que me movió a presentar obras en tres convocatorias, la esperanza de que mis novelas fuesen leídas y, quizá, publicadas. Pero, mire por dónde, en la última ocasión tomé la precaución de abrazar con dos cabellos las páginas 27 a 290, para ver si, efectivamente, era leída mi obra o, al menos, hacían Pasa a la página siguiente Viene de la página anterior la llamada cala. No ha sido así. Me han devuelto el original y la copia intactos, sin hojearlos, pues los dos cabellos estaban donde yo los puse.

Hace tiempo, un íntimo de García Márquez me hablaba de lo improbable que es que un editor español publicara Cien años de soledad si el manuscrito se lo presentara un novel, hecho que realmente se dio durante una década de peregrinaje del Nobel colombiano.-