El 'río de los muertos'

La salida, el viernes pasado, del servicio de salvamento de los bomberos de Madrid no estuvo motivada por un guante que fue confundido con una mano amputada. Tampoco se debió a la caída al agua de un coche desde la M-30, el cinturón de circunvalación madrileño que se acerca al río en algún tramo. Los miembros del equipo de salvamento acudieron a rescatar el cadáver de un hombre de 39 años, sin signos externos de violencia, que se encontraba entre las 10 filas de boyas azulonas de la presa número 6 del río de la capital. Algo parecido a lo que ha ocurrido en 18 ocasiones durante los últimos 23 meses.

El aviso recibido a las dos de la tarde del viernes indicaba que había que acudir a la presa número 6, junto al kilómetro 17 de la M-30. El cuerpo sin vida de José Socuéllamo Montoya no fue recuperado hasta cuatro horas más tarde. Al no observarse heridas ni magulladuras, se asoció el suceso inmediatamente al cambio de estación y a la luna llena. Posible suicidio.Una salida similar, aproximadamente a la misma hora y con el mismo cometido, se efectuó hace un mes, el lunes 29 de octubre, para recoger el cadáver de un joven de 23 años, sin aparentes señales de violencia, que flotaba junto a la presa número 8.

"Le voy a poner el río de los muertos en vez de Manzanares", dice José Bruque, de 57 años, uno de los muchos obreros que trabajan en la cimentación de tres nuevos pasos elevados de peatones que harán más fácil la comunicación entre el campo de fútbol del Atlético de Madrid, situado justo en la M-30, y la colonia de viviendas de la otra ribera.

Bruque no se olvida de la mañana, hace algo más de dos meses, en que antes de empezar con el tajo del día se encontró sobre el río, también en la presa número 8, el cuerpo de un hombre de su edad, boca abajo y mostrando un cráneo descubierto por la calvicie. Recuerda, además, que una semana más tarde apareció otro en la presa número 6, justo al lado de donde, ahora excava y del punto en que fue encontrado el viernes José Socuéllamo. Ignacio de Frutos, portero de la finca Riancho, en el número 174 de la avenida del Manzanares, fue uno de los primeros que vio el lunes 29 de septiembre el cuerpo de José María Riquelme Abad flotando en la presa número 8, entre los puentes de Praga y de Toledo. De Frutos tiene una curiosa teoría, sin duda influida por sus visiones de masas futboleras Habla desde la experiencia que da llevar ya dos años en la casa "Se tiran en la presa número 7 en el estadio, después de los partidos, por una discusión o una pelea, y luego vienen a parar aquí".

Forofos al agua

Esta teoría coincide con la opinión de Jesús, el guardacoche del recién inaugurado restaurante atlético Rojiblanco, semiescondido justo debajo de una de las gradas laterales del estadio Jesús lleva 50 días en el puesto y ya ha oído hablar de varios casos de muertos aparecidos en el Manzanares. Jesús sí cree posible que algunos forofos se caigan después de los partidos de fútbol porque en las gradas y en la calle se ve mucha bronca.Para Bruque, sin embargo, los ahogados poco o nada tienen que ver con la afición al fútbol ni con las desilusiones de los sucesivos proyectos de Jesús Gil y Gil, presidente del Atlético de Madrid. La persona que él encontró fue rescatada antes de que se iniciase la actual Liga. Piensa más bien que estos cuerpos son arrojados al río tras una reyerta.

Luis, que se pasa buena parte del día colgado sobre uno de los andamios de los nuevos pasos peatonales, ratifica que en el río aparecen muchas cosas, incluso materiales de desecho. Lo que no sabe Luis es que en lo que va de año el equipo de buceo de los bomberos de Madrid ha recuperado del río siete cadáveres, ha rescatado a otras cuatro personas y ha tenido que pescar, incluso del estanque del parque del Retiro, a un bañista desnudo a la una de la madrugada.

Este año, las intervenciones, a razón de una por mes, se han multiplicado por cinco en octubre. Algunas se han quedado solamente en falsas alarmas, y también se ha llegado a desplazar a toda una cuadrilla para recoger un guante sospechoso que parecía una mano.

En el pasado año, el servicio de salvamento acuático de los bomberos realizó en el río Manzanares 14 intervenciones en total. Uri portavoz del cuerpo de bomberos de la capital, José María Pérez, aclara que ocho salidas fueron para rescatar cadáveres que flotaban en las aguas; otras tres, para recuperar coches que se cayeron al río, muriendo tres ocupantes, y tres más, para sacar del agua a perros muertos.