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La Comisión Europea propuso a la UEFA crear una Superliga de los 12 países comunitarios

La Comisión Europea propuso a la Unión Europea de Asociaciones de Fútbol (UEFA) "la organización de un torneo de la Comunidad (CE)", que se disputaría regularmente con los equipos más prestigiosos de los 12 Estados miembros. El proyecto de la Superliga "fue bien acogido tras los primeros contactos" por la UEFA, según un informe confidencial elaborado por los comisarios Martín Bangemann, Vasso Papandreu y Jean Dondelinger, aunque posteriormente las reticencias de ese organismo y de las federaciones frenaron la idea.

El informe confidencial da cuenta de un debate de la Comisión Europea celebrado el 24 de enero de este año para buscar soluciones a la discriminación jurídica que sufren los futbolistas profesionales.Dentro de la estrategia a seguir por el órgano ejecutivo de la CE destaca la propuesta de organizar "con carácter regular, un torneo de fútbol comunitarlo, en el que participarían clubes de todas las federaciones nacionales de la Comunidad".

El proyecto fue estudiado por la UEFA en la reunión celebrada el 31 de enero de este año en Estocolmo. La acogida inicial fue favorable, pero posteriormente diversas federaciones nacionales presentaron inconvenientes. El principal problema sería la posible pérdida de control sobre la Superliga y la consiguiente merma de ingresos en las diferentes Ligas nacionales. El público se sentiría atraído por los partidos entre clubes de la categoría del Milan, el Inter, el Nápoles, el Real Madrid, el Barcelona, el PSV Eindhoven, el Olímpico de Marsella, el Liverpool o el Anderlecht y perdería interés por Linas competiciones oficiales privadas de los principales equipos contendientes.

El objetivo de la Superliga, según fuentes de la CE, sería "simbolizar la identidad deportiva de la Comunidad y transmitirla al gran público".

La oposición de las distinas federaciones nacionales -"prácticamente, todas" según un alto funcionario comunitario- puso en guardia a la Comisión Europea sobre la conveniencia de llevar adelante el proyecto.

En el acta de la reunión de jefes de gabinete de los comisarios, celebrada el pasado 30 de marzo, se hace constar que el vicepresidente Martin Bangemann "continuaba sus contactos con vistas a la organización del torneo". Aunque éstos todavía prosiguen, los jefes de gabinete del presidente Jacques Delors y el comisario Jean Dondelinger plantearon la reserva de que esa Superliga de "clubes que pertenecen a las federaciones nacionales de los países de la CE presenta en estos momentos dificultades de orden técnico y político".

La libre circulación

Fuentes de la CE han querido desligar este tema del conflicto que enfrenta a la Comisión Europea con la UEFA a causa del derecho a la libre circulación de todos los deportistas profesionales. La UEFA y las federaciones atan a los futbolistas a los clubes incluso más allá del término legal de los contratos e imponen cifras de traspaso que deben ser abonadas se quiere obtener la autorización de transferencia. Todas estas normas son contrarias al derecho de la CE.

A pesar de las sentencias del Tribunal de Justicia de la Comunidad, las federaciones y los clubes se niegan a aplicar el principio de libre circulación y a conceder a los futbolistas todos sus derechos como trabajadores asalariados. Quien osa acudir a la Justicia ordinaria -hasta ahora sólo se ha producido el caso de un jugador belga- se arriesga a ser inscrito en una lista negra.

El enfrentamiento con "el cartel mundial que rige el fútbol" (en referencia a la FIFA, la UEFA y las federaciones de fútbol) data de febrero de 1978. Las federaciones de los países de la CE se comprometieron entonces a suprimir toda discriminación en la contratación de jugadores comunitarios, pero el acuerdo no ha sido cumplido hoy por hoy.

Aunque la Comisión Europea ha elegido la vía de la negociación y de la liberalización progresiva de las normas arcaicas del fútbol, la tensión va en aumento y es la causa que frena el proyecto de la Superliga.

El presidente del Real Madrid, Ramón Mendoza, y el propietario del Milan, Silvio Berlusconi, son dos de los más entusiastas defensores de un torneo exclusivo entre los grandes equipos de Europa.

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