Major vence a Heseltine en la lucha por suceder a Thatcher
El ministro de Hacienda británico, John Major, de 47 años, será nombrado hoy nuevo primer ministro tras obtener ayer 185 votos (dos menos de los necesarios para la victoria automática) en la segunda vuelta de la lucha electoral para suceder a Margaret Tatcher al frente del Partido Conservador y del Gobierno. Fue una victoria en teoría insuficiente, pero bastó para que sus dos rivales, Michael Heseltine (que obtuvo 131 sufragios) y Douglas Hurd (56) anunciaran su retirada y pidieran el apoyo para Major. Ni siquiera habrá tercera vuelta.
El responsable de la aplicación de las normas electorales conservadoras, Cranley Onslow, comunicó tras unos minutos de incertidumbre que no era necesaria una nueva ronda de votaciones, prevista en principio para mañana. Inmediatamente después de que se anunciara el resultado en los Comunes, Heseltine compareció a la puerta de su casa y anunció con aire grave que su objetivo de lograr la unidad había sido conseguido, que se retiraba de la disputa y que sus seguidores debían votar el jueves por Major. Hurd dijo casi lo mismo. Las dudas sobre el futuro del proceso electoral fueron resueltas con pragmatismo y la cita fue cancelada. Major tardó en comparecer frente a su residencia, en el 11 de Downing Street, para, después de dar las gracias a sus rivales por su apoyo, anunciar que su máxima prioridad será unir al partido "total y absolutamente para ganar las próximas elecciones". El nuevo líder conservador se declaró muy satisfecho por ser quien suceda al frente de los tories a Margaret Thatcher, de quien dijo que su figura se agrandará conforme pase el tiempo. Thatcher, que había hecho abierta campaña por Major, manifestó estar entusiamada con el resultado. Thatcher acudirá esta mañana al palacio de Buckingham para presentar oficialmente su dimisión a la soberana británica, que unos minutos más tarde recibirá en audiencia a Major para encargarle la formación del nuevo Gobierno. Pasa a la página 3
Heseltine es el precio de la unidad 'tory'
Viene de la página 1La dramática lucha por el Poder en el Partido Conservador, que incluyó la defenestración de una Thatcher que hace sólo unas semanas obtuvo los arrolladores parabienes del congreso tory, se resolvió ayer de forma espectacular con la retirada de los dos rivales de Major y la inmediata formación de una piña del 100% en torno al nuevo líder, Michael Heseltine, el hombre que se jugó su cuidadosamente construida aspiración al liderazgo conservador al retar a Thatcher, dijo que su objetivo de lograr la unidad se había conseguido y, llama a sus seguidores a apoyar a Major, lo mismo que manifestó Douglas Hurd, amigo personal del vencedor y aliado suyo en la carrera electoral. Los dos apelaron a la unidad, palabra mágica que anoche se oía por doquier, incluidas las mismas bocas que días antes habían echado sapos y, culebras contra quienes consideraban responsables del derrocamiento de la primera ministra.
La desaparición de Thatcher abre un nuevo periodo político en el Reino Unido, y a Major le va a tocar demostrar que es su propio dueño y no el perrillo faldero de la primera minitra.
El papel de Thatcher
Downing Street desmintió ayer los rumores de que la primera ministra saliente siguió presionando en favor de Major, con llamadas personales a parlamentarios dudosos, insistiéndoles en la necesidad de evitar que sus logros desparecieran bajo las influencia del intervencionismo encarnado por Heseltine. Sus manifestaciones de la víspera de que con el ministro de Hacienda ella seguiría teniendo un cierto control de la política gubernamental provocaron polémica y dudas sobre la independencia de que vaya a gozar Major.
El todavía responsable del Tesoro tuvo que escuchar ayer repetidas veces la pregunta de si era una marioneta de Thatcher, algo que ya se ha acostumbrado a oír desde que abandonó hace 20 meses los rincones más oscuros del conservadurismo e inició su espectacular escaladada política. No contestó a las punzadas y dejó que los activistas de su campaña salieran al paso de la sospecha. "Major no es la marioneta de nadie", señaló David Mellor, miembro de la generación joven de políticos conservadores y perteneciente al ala moderada del partido. "Es él, tiene su programa y por eso ha con seguido tanto apoyo". Un prominente parlamentario thatcherista y votante de Major manifestó que él se sentiría asombrado si el futuro primer ministro, quienquiera que fuese, no busca el consejo que pudiera brindar la experiencia de Thatcher. Los seguidores de Major acudieron ayer a votar confortados por dos sondeos de opinión que favorecían a su candidato como el más capaz de derrotar a los laboristas, razón última del torbellino al que se han arrojado los tories.
Neil Kinnock aceptó ayer el reto y pasó a la ofensiva. "La unidad de los conservadores es superficial y pronto lo vamos a ver", afirmó el líder. "La gente quería cambio y le han dado más de lo mismo. Yo quiero una elección ahora y también la quiere el ciudadano".
Paddy Ashdown, líder de los demócratas liberales, fue menos agresivo que Kinnock, quien habló de golpe interno conservador para impedir que el electorado se pronuncie sobre el estado del partido tory. Ashdown consideró que los problemas que han costado la piel a Thatcher siguen ahí: poll-tax, riesgo de aislamiento en Europa, recesión económica. Major, que anoche ya recibió las primeras instrucciones sobre los arcanos de la jefatura del Gobierno, decidirá en la próximas horas la composición de su Gabinete, en el que tendrá que haber un equilibrio entre continuidad, novedad y unidad. Es un enigma qué posición podría ocupar Heseltine, si es que llega a recibir y aceptar una propuesta. Anoche se especulaba con las carteras de Medio Ambiente, de la que depende la reforma del poll-tax, o Industria.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.