Un parlamentario "tory' asegura que Thatcher pidió el voto para John Major

Margaret Thatcher está haciendo campaña contra Heseltine y a favor de John Major en la elección de hoy por el liderazgo del conservadurismo británico. Los responsables de la campaña del ministro de Hacienda dijeron ayer contar ya con 160 promesas firmes de voto, mientras Michael Heseltine aseguraba tener más votos que su rival. Douglas Hurd, secretario del Foreign Office, se conforma con mantener que él tiene buenas posibilidades de ganar en la muy probable tercera vuelta, a la que se recurrirá si ninguno de los tres alcanza hoy la cota de los 187 sufragios.

La primera ministra dimisionaria se despidió ayer por la mañana de los trabajadores en Smith Square, la sede del Partido Conservador, y por la tarde, de la plantilla de Downing Street, en una fiesta en la que hubo vivas y alguna que otra lágrima. Thatcher siguió sin hacer comentarios políticos y sin revelar públicamente sus intenciones de voto, pero en un almuerzo en su residencia con dos docenas de ministros y parlamentarios defendió la necesidad de continuar con el presente orden frente al que encarna Heseltine. Thatcher dijo que había que votar por uno de los ministros, sin dar nombres, pero dado que Hurd no es plato de su gusto, la consigna era nítida. Un parlamentario reveló que ya el jueves de la pasada semana, el día de su dimisión, la primera ministra le dijo que había que apoyar la candidatura de Major. Las perspectivas del ministro de Hacienda han ido subiendo como la espuma conforme pasaban los días y sus seguidores -entre los que hay un buen número de gentes del Tesoro, que han de saber de números- aseguraban ayer tener ya más de 160 votos comprometidos. Heseltine, sin aludir a sus cifras, restó valor a las de su rival al decir que él tenía más votos que Major y que como empresario que era distinguía, muy bien entre promesas y órdenes fijas.El futuro líder conservador será uno de estos dos hombres. Hurd dice que si hay que volver a votar el jueves por tercera y última vez él podría hacerse con los laureles al ser el mejor cualificado para obtener las segundas preferencias en las papeletas de los otros aspirantes, aunque los sondeos de opinión han demostrado que carece de atractivo electoral, y por querer ganar las próximas elecciones se han zambullido los tories en la presente crisis.

Medio centenar decisivo

El resultado depende del medio centenar de parlamentarios que ayer estaban todavía indecisos y a la espera de ser convencidos por los propios aspirantes a la corona conservadora. El fin de semana lo pasaron casi todos los parlamentarios sondeando sus circunscripciones, pero no todos volvieron ayer a Londres con la ideas claras. Sin embargo, el sentir popular -en particular el de los votantes tories que abandonaron el partido por la presencia de Thatcher- favorece a Heseltine, quien se beneficia de su carísma, de su imagen de hombre interesado por la suerte de los humildes y de su ausencia del Gobierno en tiempos de crisis.

A Major le apoya la guardia pretoriana del thatcherismo, pero se distancia de ella al defender el Estado del bienestar. Un comodín en su juego lo constituye su edad (47 años), pareja a la de los dos líderes de los partidos de la oposición, el laborista Neil Kinnock (48 años) y el demócrata liberal Paddy Ashdown (49), a quienes obviamente aventaja en experiencia de gobierno. Los candidatos están estos días tratando de buscar la justa distancia con respecto al thatcherismo, de cuyos logros no quieren distanciarse, pero que si es muy corta les abrasará en las urnas. La fórmula que han encontrado es defender el grueso del legado thatcheriano al tiempo que prometen potenciar a partir de su radicalismo la creación de servicios para los ciudadanos.