Ironías de la historia
Análisis del efecto de Thatcher sobre la economía del Reino Unido
La producción nacional está bajando. El índice de desempleo ha aumentado durante los últimos siete meses y algunas de las empresas más dinámicas de los ochenta que se construyeron rápidamente con dinero prestado están cerrando por los altos tipos de interés.Thatcher deja a su sucesor una tarea difícil. A pesar de las virtudes que pueda tener, ha logrado ocasionar un desajuste espectacular en el cielo eleccioneseconomía, uno de los peores delitos que puede cometer contra su partido un primer ministro y el ministro de Economía. No hay chivo expiatorio. Tanto la primera ministra como Nigel Lawson, su antiguo ministro de Economía, estaban a favor de liberalizar la banca lo que trajo como resultado el alza de los precios de la vivienda y un mayor consumismo. Asimismo, estaba a favor de la reducción considerable en el IRPF, introducida en los presupuestos generales del Estado de 1988. Fue a partir de aquí cuando el alza se convertía en quiebra. En cuanto quedó claro el alcance de los problemas del Reino Unido con la inflación y el déficit récord en la balanza de pagos, quedó claro que llegaría la recesión. La única duda era cuándo.
A pesar de sus errores, y ha habido muchos, la primera ministra puede atribuirse unos logros económicos duraderos. Durante el invierno de 1978 -el famoso invierno de descontento- era fácil creer que la cohesión social del Reino Unido se estaba deshaciendo. La política salarial del gobierno laborista había fracasado. Las subidas salariales aumentaban junto con la inflación. Hubo una oleada de huelgas, algunas con piquetes violentos. Trabajadores municipales se negaban a recoger basura y en un caso famoso, a enterrar los muertos. Thatcher fue elegida en mayo de 1979 con una prioridad contundente: domar a los sindicatos que tenían demasiado po der y eran poco democráticos.
Su mayor logro es que lo consiguió. El Gobierno transformó las relaciones industriales brItánicas por medio de una mezcla de un índice alto de paro y una legislación sindical minuciosa que hacía más difícil para un delegaclo sindical no elegido convocar una huelga. En 1979 se perdieron 1.279 días laborables a causa de huelgas por cada 1.000 trabajadores. La cifra para los últimos 12 meses es 108. En el mismo período, las prácticas laborales se han transformado en muchas industrias, mientras los sindicatos británicos, fundados segúri los oficios, perdían su poder de bloquear los cambios. La productivIdad por personal despegó. La filosofía "se puede hacer" de la era Thatcher fue tal vez sa mayor contribución a la vida nacional.
Capitalismo popular
Se manifestó en cambios técnicos rápidos pero también fomentó una cultura de iniciativa privada en que cada vez más personas tomabarí riesgos que sus padres nunca se hubieran atrevido a tomar. El número de autónomos aumentó. El número de nuevas empresas también. Thatcher estaba decidida a que las personas se deberían valer por sí mismas. Sonaba duro y lo era. Pero también fue una inyección esencial a la psicología nacional. Donde más se ha notado este aumento del horizonte social es en el número de propietarios de viviendas. Es aquí donde se puede decir que Thatcher realmente ha logrado más que cualquier otro político, antes o después de establecerse el capitalismo popular. Más cle tres millones de inquilinos de viviendas de propiedad pública compraron sus casas. El Omnipresente personaje Sid que anunciaba la venta de acciones en la compañía nacional de gas entró en el folclor. Aunque la proporción de accionistas particulares bajaba mientras que crecía el número de fondos de pensiones, fondos de inversión y seguros de vida, las privatizaciones triplicaron el número de accionistas a nueve millones, o sea, uno de cada cinco personas adultas.Las privatizaciones en sí tuvieron menos éxito, ya que el Gobierno tardó en reconocer que el monopolio en el sector privado tenía tantas posibilidades de ser cicatero con el consumidor que el estatal. La administración de la economía por Thatcher, en general, fue variada. Fue una década de altibajos. Hoy para sus sucesores, la economía de Gran Bretaña ofrece una serie de interrogantes que tienen que contestarse conviviendo con una realídad internacional más recesiva y menos expansionista.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.