El Ballet de Cuba triunfó en el Festival de La Habana
La 12ª edición del Festival de Ballet de La Habana, clausurada el pasado día 14, se caracterizó por la ausencia de las grandes figuras mundiales que acudían otros años, pero también por la extensa muestra de coreografía iberoamericana reunida durante los quince días que duró el festival. Participaron seis compañías -Ballet del Teatro Colón, de Buenos Aires; Ballet del Teatro. Teresa Carreño, de Caracas: Ballet Teatro del Espacio (México); Ballet Argentino de Julio Bocca; Danny Grossman (Canadá), y Diez (España), que alternaron sus espectáculos junto a estrellas internacionales como Ana Botafogo, Wladimir Derevianko o Toni Candeloro.La Compañía del Ballet Nacional de Cuba se enfrentó a 18 estrenos mundiales (10 de coreógrafos cubanos), que alternó con la reposición de sus grandes clásicos y piezas de repertorio.
Personalidad
Piezas como Tarde en la siesta, de Méndez; In the night, de Robbins, o Jardín de lilas, de Tudor, lucieron la personalidad escénica de las bailarinas históricas del Ballet Nacional de Cuba, y la espléndida segunda generación -Lázaro Carreño, Ofelia González, Rosario Suárez (cuya disidencia hace tres años provocó un auténtico cisma y su reaparición la recuerdan en La Habana como una faena magistral de Curro Romero en la plaza de toros de La Maestranza de Sevilla)-, tuvieron en Don Quijote y Lago de los cisnes actuaciones inolvidables.La escuela cubana presentó también el gran puñado de jovencísimas estrellas encabezadas por José Carreño, Julio Arozarena y Ana Lobé. La chilena Hilda Riveros (Estampido del trueno), la norteamericana Ann Marie D'Angelo (Fuera del silencio) y el cubano Méndez (Pas in excelsis Deux), supieron sacar partido de la ductilidad de los bailarines, cuya facilidad para la acrobacia, el primitivismo y el baile moderno salvó, por otro lado, no pocas coreografías del tedio.
Eleonora Cassano y Julio Bocca, con su Ballet Argentino, fueron las máximas figuras del festival. Teresa Carreño, con Nuestros valses, de su director, Nebrada, fue otra de las estrellas del encuentro. La gran decepción llegó con la actuación de la compañía del Ballet del Teatro Colón de Buenos Aires.
La bailarina cubana Alicia Alonso bailó en cinco ocasiones, en la mejor coreografía de las que firmaba: la cubanísima Sinfonía goaschalk.
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