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Unió Democràtica pide a Pujol un catalanismo plural, frente al proyecto de infiltración

Enric Company

Joan Rigol, presidente de Unió Democràtica de Catalunya (UDC), el partido democristiano de la coalición nacionalista CiU que dirige Jordi Pujol, remitió al presidente de la Generalitat en junio una propuesta de orientación del catalanismo que constituye el reverso de las propuestas de tipo fundamentalista contenidas en el documento de infiltración nacionalista elaborado en círculos próximos al propio Pujol.

Rigol defiende un catalanismo que no sojuzgue a la sociedad civil y sostiene que la soberanía que persigue "no es la de las fronteras sino la de un proyecto positivo", capaz de ofrecer a los ciudadanos una "conciencia de universalización". Rigol es uno de los pocos políticos que ha sido capaz de expresar posiciones distintas a las de Pujol dentro del propio gobierno de la Generalitat, lo que le llevó a dimitir como consejero de Cultura en 1985 tras haber suscrito un pacto cultural con los socalistas. El pasado mes de junio, y atendiendo un llamamiento de Pujol para que los políticos reflexionaran sobre Cataluña y su futuro, le remitió un documento de siete folios, de cuya existencia dio ayer cuenta la agencia Efe.Rigol defiende el pluralismo de la sociedad catalana, y propone que el catalanismo político "se defina por la vía positiva ante la sociedad, potenciándola más que controlándola, sirviéndola en lugar de dominarla, para hacer que emerja públicamente en vez de ahogarla políticamente".

Estas concepciones son el reverso de las expuestas en el citado documento de infiltración, que Pujol entregó a sus consejeros antes del verano. En éste se diseña una política destinada a controlar el sistema educativo, dominar los medios de comunicación, ocupar cargos influyentes en las cajas de ahorros y grandes empresas y a infiltrar militantes nacionalistas en las administraciones públicas.

El dirigente de Unió explica en su documento que para conseguir que las generaciones de catalanes hijos de inmigrantes se sientan "positivamente integrados" en el universo lingüístico catalán es preciso ofrecerles una Cataluña "amable y estimulante", en la que la lengua sea instrumento de prestigio y signo de unidad como pueblo. Para conseguirlo, dice, "es necesaria una gran coordinación de instituciones y administraciones".

Rigol afirma también que los problemas de Cataluña no son una particularidad que deba defenderse de forma "resistencial" sino que reflejan las dificultades de vertebración política en las sociedades actuales.

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