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Louis Malle presenta en Madrid su película sobre Mayo del 68

La Filmoteca dedica un ciclo al director francés

Andrés Fernández Rubio

Louis Malle, de 58 años, habló anoche en Madrid en la Filmoteca Española, que le dedica un ciclo en estos días. El director de cine francés, del que ayer se estrenó en España su última película, Milou en Mai, una sátira social situada en Mayo del 68, habló de sus recuerdos de París en aquel mes convulso; de su mujer, la actriz Candice Bergen; de la madre explotadora de Brooke Shields, y de su trabajo con la cámara, que ha de resultar invisible para el espectador: "Yo miro a los actores y los sigo".

"Milou in Mai es el retrato de una familia provinciana, muy provinciana", dijo Malle. "Parte de una situación simple: la muerte de la matriarca, la abuela; y todos vienen al entierro desde los diversos lugares en los que están dispersos. Todo esto ocurre en mayo de 1968, en plena revolución de los estudiantes en París. Pasan muchas cosas en esa casa de campo aislada. Es una comedia, y no diré más para que vayan a verla".El reparto incluye a Michel Poccoli y a Miou Miou, el punto de vista es la pequeña burguesía francesa mezquina y cobarde, y el tercer ingrediente es la radio, que informa de los acontecimientos desde la capital, unos hechos que Malle recuerda con nostalgia. "Ese periodo fue muy importante e interesante para mí. Volví a París el 3 de mayo de 1968 después de haber pasado cinco meses en la India. Pensé que, tras aquella experiencia, Francia me iba a resultar muy aburrida. Pero la revolución hizo que el cambio fuera fácil. Fue más tarde cuando se hizo dificil".

La actitud crítica de Louis Malle, uno de los pocos realizadores europeos que ha trabaja o habitualmente en Estados Unidos, le ha llevado a enfrentarse en ocasiones a temas provocadores: la prostitución infantil en La pequeña o el incesto en Un soplo al corazón, por ejemplo. "No me gusta especialmente provocar..., bueno, no, esto no es cierto, me gusta mucho provocar, porque considero importante estimular al espectador para que examine las cosas de otra manera, para que indague sobre cosas que previamente da por válidas. La provocación fuerza a reconsiderar esas cosas; nunca lo he hecho gratuitamente, y me interesa que mis películas molesten si eso lleva a reflexionar". A lo largo de su carrera. Malle ha trabajado con grandes nombres del cine, y dice adorar a los actores y detestar a las estrellas. "Ese tipo de persona insoportable porque es rica y ha adquirido poder, y que no es sólo un fenómeno americano; ocurre lo mismo en Francia. Los actores son parecidos y diferentes en todas partes del mundo, porque no viven envueltos en la bandera de su país". Malle no sabe en qué grupo incluir a Candice Bergen, su mujer: "No conozco el caso de mi esposa, porque nunca he trabajado con ella. Somos felices viviendo juntos. Trabajar con una persona con la que se vive se convertiría en una relación de 24 horas sobre 24 horas, y no creo que eso sea muy sencillo".

A veces, la estrella americana tiene madre, como en el caso de Brooke Shields, a la que dirigió en La pequeña, en el papel de una niña prostituta, cuando la actriz tenía 12 años: "Brooke Shields era la persona adecuada", dijo Malle. "Pensé que sería la mejor para el papel de La pequeña; parecía muy preparada para ese personaje tan dificil para una niña. Pero ella sabía de todo. Tenía 12 años y había vendido su cuerpo a los fotógrafos. No era prostitución; ella era modelo. Otras niñas no hubieran podido hacerlo, no tenían una madre que les hiciera trabajar desde que tenían un año".

La apisonadora

Louis Malle también tuvo palabras duras para la industria norteamericana, "esa especie de apisonadora", y criticó la ignorancia que el cine comercial provoca. "En Europa me han explicado, pero no lo he podido comprender, por qué el espectador europeo prefiere ver películas americanas, que son muy muy malas. Pero es así".Malle cree que era más fácil para él hacer cine cuando tenía 25 años menos, pero sigue maravillándose con la belleza de su trabajo. "No he cambiado", dijo. "He aprendido haciendo películas; así he descubierto lo dificil que es hacer cine. Y quiero seguir haciéndolas. Recuerdo lo que una vez me dijo Nurelev: 'Bailaré hasta que me echen, hasta que me empujen, hasta que me impidan subir al escenario'. A mí también tendrán que echarme".

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