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Defensa ultima los preparativos para la creación de la Fuerza de Intervención Rápida española

Miguel González

El Ministerio de Defensa ultima los preparativos para la creación de la futura Fuerza de Intervención Rápida (FIR), que será una de las principales aportaciones españolas a la OTAN y que podrá actuar fuera de las fronteras nacionales. Los responsables del proyecto esperan tenerlo listo entes del fin de año para su presentación al ministro de Defensa, Narcís Serra. La FIR estará mandada por un general de división y contará con un núcleo permanente y una serie de fuerzas asignadas, de los tres ejércitos, cuya integración en la misma dependerá de la naturaleza de la misión a cumplir.

En principio, la puesta en marcha de la FIR no supondrá la creación de nuevas unidades operativas, sino el encuadramiento de algunas de las ya existentes en un Cuartel General, que será dirigido por un general de división del Ejército de Tierra, con su propio Estado Mayor. Tras un estudio comparado de la experiencia de otros países de la OTAN, los responsables del proyecto se han inclinado por un modelo mixto, similar al italiano, lo que supone que la FIR española contará con un núcleo permanente de fuerzas, que integrarán con toda probabilidad la Brigada Paracaidista (Bripac), la Legión y las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (Famet).Otras unidades del Ejército de Tierra, como la Brigada de Alta Montaña, o bien de la Fuerza Aérea o la Armada, como aviones de transporte o buques anfibios, estarán asignadas a la FIR y podrán integrarse total o parcialmente en la misma cuando las circunstancias lo requieran. Es decir, la dimensión y características de la fuerza dependerá de la naturaleza de la misión.

Éste es el diseño que han seguido las Fuerzas Armadas de EE UU en operaciones como la invasión de Panamá o el actual despliegue en el golfo Pérsico. También, a su nivel, es lo que ha hecho la Armada española al componer una flotilla no preexistente, la denominada Agrupación Bravo, bajo el mando del capitán de navío Rapallo, adecuada a su participación en el bloqueo naval a Irak.

La principal característica de la futura Fuerza de Intervención Rápida, similar a las que ya existen en otros países, será su gran movilidad, que le permita acudir en un mínimo plazo de tiempo a cualquier zona, dentro o fuera de territorio español, donde se produzca un conflicto imprevisto. Ello supone contar con apoyo aéreo e incluso naval, si llegara el caso, con armamento ligero, pero de alta capacidad de fuego, y con un notable grado de adiestramiento, necesario para realizar operaciones preferentemente ofensivas en circunstancias adversas y variables.

Problemas de encaje

Uno de los problemas más complejos con que tropieza la constitución de la FIR es su encaje en la actual estructura de las Fuerzas Armadas, que tiene escasos precedentes de unidades integradas por efectivos de los tres ejércitos. No obstante, los responsables del proyecto proponen que el Cuartel General de la FIR se encuadre orgánicamente en el Ejército de Tierra, que aporta el grueso de la fuerza, y dependa funcionalmente del Mando Operativo Terrestre y del Estado Mayor de la Defensa (Emad). Circunstancialmente, cuando se exija la presencia de efectivos de la Armada y del Ejército del Aire, intervendrían también los mandos operativos naval y aéreo.

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La constitución de la Fuerza de Intervención Rápida, prevista en el Plan Estratégico Conjunto 1991-96, recientemente aprobado por el Gobierno, debe producirse en los primeros meses del año próximo, mediante la promulgación de la respectiva orden ministerial.

La existencia de unidades de características diversas e incluso pertenecientes a ejércitos distintos que deberían actuar conjuntamente ante un hipotético conflicto obligará a multiplicar los ejercicios para garantizar un funcionamiento coordinado. Un primer ensayo de lo que será la futura FIR española se realizó durante la primera quincena del pasado mes de septiembre, cuando tuvieron lugar en las provincias de Ávila y Valladolid las maniobras Teseo 90. En dichos ejercicios participaron la Bandera de Operaciones Especiales de la Legión, la Brigada Paracaidista y sesenta helicópteros de las FAMET, con el apoyo del Batallón de Guerra Electrónica del Regimiento de Transmisiones Tácticas de El Pardo y efectivos de hasta tres grupos de Artillería Antiaérea Ligera, así como aviones de transporte y tácticos del Ejército del Aire.

Una dotación para la estrategia común de la OTAN

"Nosotros estamos en el proceso de formación de la Fuerza de Despliegue Rápido (FIR). La FIR será utilizada no sólo para la defensa nacional, sino también para cumplir las misiones necesarias para la defensa común de la Alianza".Las palabras del entonces jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, Miguel Íñiguez del Moral, publicadas en el número de febrero-marzo de este año de la revista Nato's Sixteen Nations (Dieciséis Naciones de la OTAN), suponen el primer reconocimiento público de que la FIR española actuará más allá de sus fronteras, si lo requieren los intereses aliados.

En el documento que fija las líneas maestras de la contribución militar española a la OTAN, el Gobierno ha dejado sentado qué sus Fuerzas Armadas operarán "preferentemente" en las zonas de interés estratégico nacional; lo que implícitamente deja abierta la puerta para una intervención fuera de dichas zonas.

La pérdida de importancia del llamado frente central, tras la disolución del Pacto de Varsovia, y la reducción del volumen de fuerzas presentes en Europa, han incrementado el valor de las unidades de intervención rápida, capaces de reforzar en poco tiempo las posiciones aliadas en el escenario dónde se produzca la crisis.

Durante su reciente visita a Madrid, el comandante de la OTAN en Europa, el general John Galvin, señaló que la estrategia militar occidental se encamina hacia la constitución de unidades multinacionales dotadas de gran movilidad.

El problema radica en que estas unidades se encuadran en la estructura militar de la OTAN, a la que no pertenece España, pero Galvin se mostró abierto a discutir "fórmulas diferentes" para que las Fuerzas Armadas españolas contribuyan a este diseño, sin abandonar su particular papel en la Alianza Atlántica. La creación de la FIR española facilitará, según los expertos, la búsqueda de esa fórmula, que podría conjugar la retención del mando con la cesión del control operativo, como ya se ha hecho en el caso de la Armada.

Los compromisos aliados no son, sin embargo, el único factor determinante de la creación de la FIR. Para numerosos estrategas militares, España es un archipiélago, con dos territorios sujetos a una reivindicación extranjera, Ceuta y Melilla, y dos conjuntos de islas, Canarias y Baleares, situadas estratégicamente, a los que habría que reforzar en caso de conflicto.

Sólo una fuerza dotada con medios aéreos y, en segundo término, navales podría proyectar su fuerza en los territorios ultramarinos y, al tiempo, reforzar las posiciones defensivas en cualquier lugar del territorio peninsular, ganando un tiempo precioso para el desplazamiento de unidades más pesadas y lentas, según dichos expertos.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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