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ATS, una profesión en crisis

La escasez de enfermeras provoca una situación angustiosa en la sanidad española

Milagros Pérez Oliva

La reciente huelga del hospital de Sant Pau de Barcelona fue un estallido. Sólo así puede explicarse que un colectivo de enfermería, vocacionalmente consagrado al cuidado de los enfermos, haya caído en una huelga salvaje que no respeta los servicios mínimos. El conflicto ha puesto de manifiesto que la enfermería es una de las profesiones con más descontento y abandonos. Los hospitales se quejan de que la falta de enfermeras provoca situaciones angustiosas y algunos gerentes auguran que, si no se resuelve el problema, pronto habrá que reducir camas.

¿Qué ha pasado con esta profesión que en los años sesenta despertó tantas vocaciones? La respuesta es unánime: Frustración. Por un conjunto de causas concurrentes. En primer lugar, según Montserrat Teixidor, directora de la escuela de: Enfermería de Santa Modrona, por la disociación entre el planteamiento vocacional e ideológico que les ha llevado a la profesión y la realidad asistencial con que luego encuentran. Con mucha frecuencia la enfermera es más una especie de chica para todo y bombero apagafuegos, que una profesional encargada del cuidado integral del enfermo."El trato con los enfermos es ahora mucho más duro porque los avances de la medicina permiten controlar muchas enfermedades y prolongar la vida mucho más, de manera que las patologías que se atienden en los hospitales son cada. vez las más graves y los enfermos están en peor estado. Hoy se muere mucho más que antes en los hospitales. En consecuencia, el trabajo de la enfermera es más duro, mucho más estresante", afirma Mariona Creus, jefa de enfermería del hospital general de Vall d'Hebrón.

Un estudio efectuado en Gran Bretaña reveló que la enfermera tardaba más en atender la llamada de un timbre, precisamente en los casos de los enfermos agónicos, lo que muestra la angustia que representa estar en permanente contacto con el dolor y la muerte. En opinión de Esperanza Martí, gerente de la Fundación Puigvert y presidenta de la Unió Catalana d'Hospitals, este problema no se ha tenido suficientemente en. cuenta: "Deberíamos crear programas para ayudar a las enfermeras a superar el aspecto angustioso de su trabajo".

La masificación de la medicina dificulta además una atención individualizada, justamente cuando el paciente tiene mayor conciencia de sus derechos y, por tanto, se muestra más exigente. Para el usuario, la enfermera es la cara del hospital. Ella es la depositaria de todas las quejas que provocan unas disfunciones de las que no se siente responsable y, percibe de esta forma que ha perdido su gran capital, la valoración social que constituía su principal fuente de satisfacción.

A ello hay que añadir que las condiciones laborales en las que trabaja no son precisamente cómodas: "El problema es que hemos de cubrir las 24 horas del día, los fines de semana y las vacaciones y eso supone una sobrecarga muy pesada", añade Mariona Creus.

También en esta cuestión han demostrado poca sensibilidad las instituciones sanitarias, según Esperanza Martí: "Debernos facilitar los turnos de manera que estos no supongan una penalización", afirma. "Y eso es posible. Todavía hay centros que hacen turnos rotatorios en los que las enfermeras trabajan sucesivamente mañanas, tardes y noches, lo cual impide la más mínima planificación de la vida familiar".

Si no se siente socialmente valoradas ni profesionalmente realizadas, ¿que compensación le queda? La nómina de final de mes. Pero tampoco aquí se cumplen sus expectativas. El salarlo base de una enfermera oscila en estos momentos entre 100.000 y 120.000 pesetas netas al mes. El sueldo mínimo al año pactado con el Instituto Catalán de la Salud en 1989 fue de 1.847.143 pesetas brutas anuales. Y la enfermera que más cobra sólo percibe 387.000 pesetas brutas más al año. Lo cual implica que existe escasa posibilidad de promoción profesional. La única vía actual es la gestión, pero no todas las enfermeras pueden ser supervisoras o jefas de planta.

Categorías profesionales

Una de las principales reivindicaciones de las enfermeras de Sant Pau fue precisamente la creación de tres categorías profesionales dentro de la enfermería. En estos momentos cobra lo mismo una enfermera que acaba de incorporarse al trabajo que una con 20 años de experiencia. No es de extrañar pues que en los últimos años se haya producido una espectacular fuga de enfermeras hacia la asistencia primaria, en la que las condiciones de trabajo son más soportables.

Ello explica también que las enfermeras que están en los puestos de choque -urgencias, cuidados intensivos, etcétera- sean precisamente las más jóvenes y las de menos años de experiencia profesional.

Los abandonos definitivos son también frecuentes. Cuando no pueden más, simplemente se van. A casa o a otra profesión. "La tentación suele presentarse a los diez años de ejercicio, cuando comprueban que la única expectativa que tienen por delante es continuar otros diez, veinte, años igual", explica Mariona Creus.

En el furgón de cola de la CE

Según un informe elaborado por la socióloga Carmen Domínguez, en España hay 152.624 enfermeras, de las que 26.684 trabajan en Cataluña. Ello representa una tasa de 36 enfermeras por cada 10.000 habitantes, una de las cifras más bajas de la CE, ya que Italia tiene 38, Alemania 55, Francia 55 y Reino Unido 83.La necesidad de enfermeras se incrementará en los próximos años con el envejecimiento de la población. En estos momentos, más del 12% de la población tiene 65 años, lo que representa, en cifras absolutas, casi cinco millones de ancianos.

Varios sectores sanitarios consideran que existe un déficit creciente de enfermeras, especialmente en periodo de vacaciones. Este déficit, según la propia Administración puede alcanzar los 50.000 profesionales en los próximos años. Los colegios oficiales de ATS estiman que este problema podría evitarse con una mejor distribución del trabajo durante el periodo estival.

Los estudios de enfermera figuran entre los tres menos valorados por los estudiantes y la matriculación se encuentra estancada. Lo cual obliga, según Esperanza Martí, presidenta de la patronal hospitalaria, a una reflexión, puesto que no es normal que una profesión con salida segura y gran demanda, no provoque más vocaciones.

"Mayor contrasentido es aún que, siendo esta la situación, este año se hayan quedado sin plaza más de 200 estudiantes", añade Montserrat Teixidor, directora de la escuela de Enfermería Santa Madrona. La demanda de plazas en en toda España superior a la oferta. Actualmente existen 30 escuelas, pero tan sólo 19 están totalmente integradas en las universidades. De ellas, un total de 45 dependen del Instituto Nacional de la Salud (INSALUD) o de los organismos autonómicos competentes en sanidad; ocho están adscritas a comunidades autónomas y diputaciones y el resto a la Cruz Roja o a la Iglesia.

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