La defensa del emperador
32.000 policías toman Tokio ante la coronación de Akihito
La policía japonesa considera posible que grupos terroristas internacionales traten de realizar algún atentado durante las próximas fiestas de coronación del emperador Akihito, a las que asistirán dignatarios de más de 150 países. Un total de 32.000 policías serán desplegados en Tokio durante las tres primeras semanas de noviembre para prevenir posibles actos de violencia, en especial de grupos radicales de izquierda que se oponen al sistema imperial y que amenazan con dinamitar los tronos del emperador y de la emperatriz.
"No tenemos constancia de que haya planes concretos del terrorismo internacional para boicotear las ceremonias, pero la situación en Oriente Próximo es delicada y hay grupos palestinos radicales muy activos que están siendo respaldados por Irak. Dependiendo de lo que depare la crisis del Golfo, es posible pensar que el Ejército Rojo japonés u otros grupos terroristas extranjeros deseen aprovechar el acontecimiento para cometer algún atentado contra intereses occidentales", dijo ayer en una conferencia de prensa con corresponsales extranjeros un alto funcionario de la Agencia Nacional de Policía que pidió no ser identificado. No es en esa hipótesis donde está fijada la mayor preocupación de las autoridades niponas, sino en la probabilidad de que grupos de ultraizquierda cumplan con las amenazas de perturbar los festejos.Akihito accederá formalmente al trono el próximo día 12, en una breve ceremonia de 30 minutos que se celebrará a primera hora de la tarde en el salón de audiencias del Palacio Imperial y que será presenciada desde el jardín por unos 2.500 invitados locales y extranjeros; entre ellos, el heredero de la corona española, Felipe de Borbón; los príncipes de Gales, el vicepresidente norteamericano, Dan Quayle, y varios jefes de Estado latinoamericanos. Se rumoreó con fuerza que Fidel Castro asistiría a los actos, pero el Gobierno cubano ha anunciado al final que estará representado por el ministro de Educación, José Ramón Fernández.
Diez días más tarde tendrá lugar otra ceremonia, en la noche del 22 al 23, estrictamente privada 37 de carácter religioso, denominada daijosai, en la que el emperador, según la tradición, entra en comunión con su ancestro divino, Amaterasu Omikami, la diosa del Sol, en una misteriosa función milenaria realizada en dos pequeños templos levantados en los jardines de palacio para la ocasión. El acto está cargado de polémica, pues algunos teóricos sostienen que es allí donde el emperador se convierte en un ser divino. El daijosai se presta, por otra parte, a equívocos sexuales, por la presencia de una cama individual y de dos sacerdotisas de la ciudad de Kyoto -la antigua capital del país-, que, según la leyenda, deben ser vírgenes, como únicos testigos de la vigilia imperial con los dioses.
Demasiada seguridad
Nuevamente, como hace exactamente 18 meses con el funeral del emperador Showa (en vida, Hirohito), Tokio volverá a convertirse en una ciudad "excesivamente segura", utilizando las palabras de la oposición socialista. En esta ocasión, el temor es mayor por haber aumentado el número de incidentes que los radicales de izquierda han perpetrado en los últimos meses. Desde principios de año hasta la fecha se han responsabilizado de 59 atentados sin víctimas mortales, la mitad de ellos contra lugares vinculados de alguna manera con la familia imperial. El grupo más activo se denomina Chukakuha, que, según estimaciones de la policía, cuenta con unos 5.000 afiliados y unos 400 guerrilleros encubiertos.La acción más espectacular de Chukakuha fue el mortero que hizo explosión el pasado 8 de enero contra el tejado de la residencia del príncipe Hitachi, hermano menor del emperador. "Akihito, esta vez fue tu hermano menor. Prepárate. La próxima irá contra ti", leía un comunicado que difundieron semanas después de la acción.
En mayo pasado, en un artículo aparecido en su revista Avanzar, afirmaron que ejecutarán "de modo revolucionario" al emperador y a toda su familia, y acabar así con el sistema imperial, al que acusan de ser "símbolo de un triste pasado colonial y del militarismo". Ahora afirman que tratarán por diversos medios de perturbar el desarrollo de las ceremonias de coronación y aseguran tener morteros con un radio de alcance de seis kilómetros, con los que amenazan dinamitar los tronos en los que estarán sentados el día de la coronación el emperador Akihito y la emperatriz Michiko.
El Gobierno lanzó días atrás una dura advertencia contra quienes pretendan entorpecer las ceremonias y amenazó a su vez con aplicar por primera vez desde que fue promulgada en 1952 una denominada ley contra actividades antisubversivas. Esta ley permite, entre otras cosas, la restricción de actividades públicas y la disolución de grupos que sean considerados subversivos. Algunos abogados estiman que esta ley no es constitucional porque viola el derecho de reunión.
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